Los hombres siempre esperan con arrolladora impaciencia...

Los hombres siempre esperan con arrolladora impaciencia las cosas deseadas. Dios no es sordo a las súplicas de los seres humanos, pero, a veces, éstos tienen que pasar por sacrificios para poder superar sus pasados baches. Pues, al igual que un cohe tiene que pasar los túneles oscuros del camino para llegar a la luz, así la pecadora Alma de muchos necesita del dolor y la entereza, con los cuales enfrentarse a los problemas de la vida para luego ver el resplandor de resplandores. No hay que preocuparse por cosas terrenas que son pasajeras. La verdad están en Aquél que fue y ahora vuelve con toda su gloria.