Por aqui no se usa en general ningun metodo para pelarlas...

CASTAÑAS EXTREMEÑAS

Cuando se viaja, hay que descansar un rato de la conducción, y relajarse. Eso nos sucedió un día después de comer.
¡Oh que bonito campo de olivos!. Pasear entre los olivos tiene su encanto. Te imaginas a la gente vareándolos, agachándose a por las aceitunas maduras. Y yo que soy tan cosechera, que me gusta coger de todo...
Aquel día no íbamos provistos de un bolsa pero nos encontramos un cubo viejo. Así que cogimos unas pocas olivas y que placer de ese paseo de sobremesa.
Cuando, de repente vemos unos castaños que ya tenían los frutos maduros. ¡Qué ricas las castañas!, pensé.
El extremeño, que a tal tiempo pasaba por allí nos dijo: ¿Veis, aquel castaño, pues es mío. Ir y coger todas las castañas que queráis, que yo os invito.

Pero le dijimos que no teníamos bolsa.
A lo que él nos contestó, que no hacía falta. Que nos metiésemos las castañas en los bolsillos y que nos lleváramos tantas como pudiésemos.
Yo no había visto la envoltura de la castaña nunca y pensé, ¡qué bueno que es este señor, y qué generoso!
¿Os habéis metido una castaña en el bolsillo? Pues pinchan las castañas como demonios. Solo coger una del suelo y me apercibí del tono irónico y jocoso del buen hombre.
Pero también nos encontramos una bolsa y las recogíamos con sumo cuidado para no hacernos herirnos con ellas.
Si vais a coger castañas, llevad guantes, y si las peláis allí mismo, eso que os ahorráis en tiempo y en espacio.
¡Vaya broma y caray con los extremeños! Con algunos, porque no voy a pensar que todos sean así. De esa clase puede haber en cualquier lugar de España.

Por aqui no se usa en general ningun metodo para pelarlas en crudo, lo que si hay razas de castañas que pelan mucho que otras y que tienen toda la carne en una pieza sin celdillas y son ese tipo de castañas las que recogemos para consumir.