ES LO QUE HAY
Es verdad que es mentira, pasan los días, ¿he dicho días?, cada hora, o mejor cada minuto, y aún cada segundo, casi dignos de admiración resultan los dichos, así como los hechos u omisiones a mis exaustas entendeeras. Porqué? es posible que donde se presente el original de la inteligencia elevada a su máxima potencia, que se echen a un lado toda farsa o remedo, por eso, genuflexo una y otra vez en el duro suelo donde se levantó el pedestal al que se aupó y en su atalaya ilumina el rudimentario conglomerado humano que pelea por sobresalir de su intrínseca memez, pretendiendo, con nulo éxito, escalar las descomunales alturas alcanzadas por su ego mil veces aumentado desde el que, distribuye y alecciona a ese mundo que guía con las siempre certeras emisiones de esos sus juicios tan sensatos. Por eso, le repito, yo me descubro y barro el suelo donde pisas con los dorados plumajes de mi chambergo ajado.
¡Claro!, luego pasa lo que pasa. Lo que tiene que pasar.
Es verdad que es mentira, pasan los días, ¿he dicho días?, cada hora, o mejor cada minuto, y aún cada segundo, casi dignos de admiración resultan los dichos, así como los hechos u omisiones a mis exaustas entendeeras. Porqué? es posible que donde se presente el original de la inteligencia elevada a su máxima potencia, que se echen a un lado toda farsa o remedo, por eso, genuflexo una y otra vez en el duro suelo donde se levantó el pedestal al que se aupó y en su atalaya ilumina el rudimentario conglomerado humano que pelea por sobresalir de su intrínseca memez, pretendiendo, con nulo éxito, escalar las descomunales alturas alcanzadas por su ego mil veces aumentado desde el que, distribuye y alecciona a ese mundo que guía con las siempre certeras emisiones de esos sus juicios tan sensatos. Por eso, le repito, yo me descubro y barro el suelo donde pisas con los dorados plumajes de mi chambergo ajado.
¡Claro!, luego pasa lo que pasa. Lo que tiene que pasar.