! Pues no! Por causas ajenas a mi voluntad hace unos...

! Pues no! Por causas ajenas a mi voluntad hace unos días que no entro por este lugar que me es grato: por este ningún otro, desde ha ce unos días... salvo esta mañana y ayer unos minutos en Faceboot.
Si me pongo ha hablar, de cuanto, está en marcha, sobre partidos víejos y nuevos, creo tener tema sobrado. H oy me limitaré a decir. que todo, TODOS dicen ser los mejores. Por tanto dejemos esto para otro día, y puede gire hacia una ya inventada historia de amor, o no tan inventada.: foma parte de la vida, y hasta deja de lado a v eces, tristes acontecimientos.
>>> Cual do el Sol se caía, ella aparecía juguetona y alegre_ escribo pensando en que tal vez ya tengo una historia escrita, creo que sí y la llamé LUNAS DORMIDAS... decía yo que pensaba y pensaba preguntándome:
Que color de su pelo ocultará hoy su pelo g rris?
¿Será tan hermosas aquella su mirada; la que yo nombraba mirada de angel?
Pienso con ternura. Recuerdo con ternura... el lugar, el suspiro del bosque, el viento
la caricia de la tarde, a jaydines que yo imaginaba, mas allá del viento, mas allá del aire.
Y la caricia. y el colorido, y suspiros repetidos.

Y LAS LUNAS. ¿Sabías amor, que me colgaste para siempre. primaveras de recuerdos?
Nada es igual, las lunas, cierto, se durmieron para despertar grandes y hermosas.
¿Tendrá el pelo gris, y tal vez, bellas arrugas en su cara?
Era casi niña y yo la quise.! Claro que la quise! y el silencio escribió versos en jardn es de silencios.
Las primaveras nacidas desde entonces, muy pronto atardecían.
Las f lores enmudecieron y ni en pleno abril brotaban perfumes musicales.
Tiempo aquel que bebía amor de su boca
para luego abrazados continuar amándonos, dormidos b ajo el almendro.
Ho reposo mi tristeza en silencios, de hojas amarillas de otoño...
Viniendo como vengo, cabalgando otoños desiertos recordando:
recordando la daga que me clavó aquella primavera.
El almendro, sin hojas, calla; tal vez recuerde cuanto te amaba,
y sabe. que te amé mucho mas que a ninguna luna...
Aquellas que tu, yo y el destino quiso, amor, que se nublaran.
Fue entonces. ¿Recuerdas mis manos niñas, volando sobre tís como si fueran aves?
¿Recuerdas te nacieron miedos
y que te colgaste de mi cuello asustada?

Se durmieron amor, se durmieron entonces las mil lunas y...! Adíós besos músicos!
! Adiós aquel amanecer pequeño que se hizo grandes! Adíós viñas de amor y racimos!
! Adíos grito el v iento viendo que alguien lloraba bajo el desnudo almendro.