Manuel, como siempre ¡Genial!...

SOMOS DISTINTOS.

Hoy tomaba yo una copa, al mediodía, en un bar a donde solo suelo ir los lunes porque el chiringuito que hay junto a mi casa cierra, precisamente, los lunes. Este bar está en el centro de Estepona, junto a lo que antes era la estación de autobuses hoy convertida en una bella plaza donde las flores son su mejor adorno.
Y como lo que allí vengo observando, cada lunes, me parece digno de contar hoy lo hago con mucho gusto.

Es un establecimiento, muy pequeño, donde dentro solo caben tres o cuatro mesas tiene la ventaja de aprovechar un gran espacio en la calle porque está junto a un supermercado que para nada necesita la acera que es bastante amplia.

Justo en la puerta de entrada, junto a una ventana, hay unos taburetes y una especie de prolongación del mostrador y allí, cada día, hacia el medio día, se repite esta singular y variopinta reunión de amigos que, junto con Paco el camarero, protagonizan una divertida, amena y hasta ejemplar convivencia, que pone de manifiesto la diferencia con que los españoles, y sobre todo los andaluces, abordamos y solucionamos nuestras relaciones con nuestros vecinos y los problemas personales, profesionales, o nacionales que nos acucian. Y eso se hace solo con alegría, con buen humor, con optimismo y con
gracia.

En la tertulia hay un drogadicto, un inválido, un empresario, una ama de casa, un taxista, un parado, un alcohólico y todos ellos fuman. Es muy graciosos estar a su lado y observar como se tratan unos a otros, como se aceptan y se protegen, como se insultan o se alaban llegado el caso y el gracejo que utilizan, su cariño que se vislumbra al escucharlos y lo felices que se encuentran todos aunque solo sea en los momentos de su diaria sesión. No existen diferencias entre ellos, se tratan todos por igual, y son un ejemplo de lo que debería ser nuestra convivencia con los demás.
Hoy el taxista llegó contento pagó una ronda para todos y cuando se iba Paco el camarero le dijo: Hijo de puta y a mi qué. Él le respondió: Mariquita tú también has caído en la invitación.
Unos invitan a otros, cuando pueden, o son invitados cuando lo necesitan, pero lo mejor de todo es que entre ellos no hay discusiones, hay sana relación de amistad y de aceptación general y eso es lo más valioso.

Yo me tomé mi caña y mi copa de manzanilla, mi tapita de gambas, que son de aquí y muy buenas, y otra tapa de adobo y me marche para casa. Por el camino iba pensando es cierto que en España vivimos, sufrimos y disfrutamos, de forma diferente a los demás y eso yo no se si es bueno o malo, si nos hace mejores o peores, lo que si tengo claro es que por lo menos somos distintos. Y eso ya es un lujo.

Manuel, como siempre ¡Genial!

Que pases un buen día y sigue deleitándonos con tus historias tan sencillas y agradables.