Manuel tu escrito sobre Menorca me ha venido muy bien,...

MENORCA

Es la tercera de las Islas Baleares en cuanto a extensión, junto con Mallorca e Ibiza, también la tercera en cuanto a importancia turística, pero no cabe duda que en cuanto a la calidad y la tranquilidad de su turismo Menorca es la primera.
Conocíamos nosotros las dos de más renombre pero aún no conocíamos Menorca. Aprovechando el IMSERSO hemos estado allí una semana y la verdad es que nos ha encantado esta isla que tiene las cosas buenas de Mallorca y de Ibiza como son sus calas con playas de arena blanca, aguas trasparentes, y de variados y bellos colores, que van desde el azul al verde en una gama suave y sutil que enardece nuestros sentidos. Además Menorca tiene una vegetación exuberante, hay verdor por todos lados y hay una protección y un respeto a la naturaluza que la hace, en este sentido, ser la primera con diferencia de todas las Islas Baleares.

Hicimos el viaje en avión desde Málaga, con una duración de algo más de una hora, y llegamos al hotel, Arenal del Castel, situado en el norte de la isla junto a una bella cala del mismo nombre.
Comimos al medio día y después de la siesta nos informamos de la extensión de la isla, las cosas que merecía la pena ver y visitar y decidimos, junto con nuestra amiga Marisa alquilar un coche, durante cinco días, que nos permitiera visitarla a nuestro aire y por nuestra cuenta.
La isla es pequeña tiene una extensión de unos 70 Kms de punta a punta, sus carreteras no son autopistas, el tráfico es muy fluido y muy cómodo, por lo menos en esta época del año y es una gozada recorrerla sin agobios, sin prisas, y por tu cuenta.

Hemos visitado Mahón, con su puerto natural que es el 2º más grande del mundo, hemos visitado su albufera que cuida de la reserva animal de la isla, su casco antiguo y su Iglesia que tiene la originalidad de que en los bajos de su claustro hay un mercado de abastos donde se pueden comprar sus famosos quesos, salchichón y la típica sobrasada menorquina. Mahón es la capital territorial y administrativa de toda la isla.
Hay otra capital que es la religiosa porque en ella está el obispado y la catedral que se llama Ciudadela esta tiene un casco antiguo muy señorial y de gran valor histórico en ella también se pueden comprar todo los productos de las islas y la ensaimada que es su dulce más popular. Cerca de ciudadela hay una fábrica de zapatos que en New York tiene unos precios inasequibles, la marca es Mascaró, allí por unos 70 euros se compra un par de zapatos extraordinarios.
Hay una cosa que uno cuando va a Menorca no debe dejar de comer es la Caldereta de Langosta que allí se consigue a muy buen precio y es exquisita.
Visitamos calas, fábricas de queso, pueblos blancos preciosos de turismo elitista al estilo de Puerto Banús, o Puerto Marina pero más coquetos, más pequeños y más íntimos, y como no, porque aquí hay muchos, Talayot que son restos de pueblos prehistóricos, de más de 3000 años, en los que uno se traslada a aquella prehistoria en la que el hombre tenía que fabricarse a diario su propia vida y su existencia.
Todo esto acompañado de gente mayor, como nosotros, que todavía cada día disfrutaban del menú variado del bufete del hotel, y cada noche se permitían el lujo de bailar unas piezas, de tomarse una Coca Cola y de sentirse vivos y felices aunque el carnet se empeñarse en mantener que la fecha de nacimiento fue ya hace muchos años. Merece la pena seguir viviendo y seguir soñando siempre.

Manuel tu escrito sobre Menorca me ha venido muy bien, hace tiempo que teníamos intención de visitarla, fuimos en un viaje de un dia (estábamos en otra isla) hicimos el propósito de volver y de este año no pasa. Saludos.