PORTUGAL...

PORTUGAL

Hemos estado recientemente en ese país vecino, que completa la Península Ibérica, concretamente en Oporto y Lisboa. País hermano que para mi tiene un encanto especial y un atractivo turístico muy español por su proximidad, por su compartida historia, por su peculiaridad y diferencia de nosotros a pesar de vivir en la misma casa, por su virgen de Fátima y, como no, por su gastronomía sus vinos y su folclore.

Es Oporto la ciudad de Portugal más grande después de Lisboa, tiene unos 250.000 habitantes está asentada en la desembocadura del Duero y tiene un importante patrimonio monumental que fue declarado Partimonio de la Humanidad y los más importantes son la catedral, la torre de los clérigos y el edicicio de la Bolsa de Oporto..
Es una cuidad preciosa dividida por el Duero y que en la parte izquierda del río se encuentran las bodegas de lodos famosos vinos de Oporto que en su origen pondrían en marcha los ingleses.

Todas las ciudades divididas por un gran río tienen un encanto especial porque muestran como dos caras, una según la margen del río en que te encuentres. Y en todas ella hay puentes que las embellecen y que son indispensables para poder cruzar de un lado a otro, el más ¡importante es el de D. Luis I, que tiene una longitud de unos 400 metros y permite pasar por él a vehículos, al metro y a peatones es de acero y tiene un arco de media punta de casi doscientos metros de diámetro
Preciosa ciudad donde si te tomas unos vinos le convierta, automáticamente, en maravillosa.

Lisboa, en donde estuvimos dos días. Y que ya habíamos estado en otra ocasión, nos volvió a
encantar con su arrogancia serena su plaza del Rocío, su peculiar ascensor exterior enorme que comunica dos barrios, su castillo y sus vistas desde él, su antiquísimo tranvía, su Catedral, el monumento ade los Marineros y como no su puente del 25 se Abril. la revolución de los Claveles, que es mucho más espectacular, más grande y más bello de cuantos he visto por Europa. 2.200 metros de longitud.,

Y ya que estamos en Lisboa como venirse de allí sin acudir a algunos de los muchos establecimientos del casco antiguo que se dedican a restaurantes con espectáculo incluido de interpretación del Fado canción auténtica portuguesa, entre andaluza y árabe con cierto aire de tristeza que van cantando a tu alrededor, durante la cena, los artistas intervinientes que suelen ser en torno a 5 o 6 distintos. Son locales muy pequeños distribuidos por el casco antiguo, suelen tener unos 20 m2 y una capacidad para 20 comensales, y lo bonito de ellos es que los cantantes están a tu lado, se siente una intimidad muy especial, y hasta resulta como familiar la comida. Yo pedí bacalao, eso que en Portugal cocinan y tienen con una calidad inmejorable y la verdad es que la velada resultó maravillosa. Si vuelvo por Portugal iré seguro a uno de esos restaurantes de Fados.