EL RELOJ...

EL RELOJ

Es el reloj una máquina que siempre fue compañera inseparable del ser humano para ir marcando el paso de las horas, para ir ayudando a cumplir con puntualidad nuestros compromisos, y para adornar nuestro chaleco, (antiguos relojes de cadena), o nuestra muñeca de la mano izquierda, (no se por qué la izquierda), donde tradicionalmente se han venido luciendo.

En la más remota antigüedad lo primero que el hombre inventó fue el reloj de sol que utilizando la proyección de la sombra del sol sobre el suelo a través de un eje vertical se iban señalando las distintas horas del día. Posteriormente el reloj se convirtió en una máquina de precisión integrada por multitud de piezas y engranajes que iban marcando sobre una esfera circular, dividida en doce trozos, las horas del día y de la noche, 24 en total, en dos vueltas completas. El país más relevante en la fabricación de relojes ha sido Suiza aunque en la actualidad hay fabricantes de relojes en todos los países.

Siempre fue objeto de un buen reloj la precisión en su funcionamiento de manera que marcase la hora de forma perfecta sin ningún adelanto o retraso. Y los relojes más perfectos eran indiscutiblemente los más caros que representaban a la marcas más punteras y de más prestigio internacional. Claro que eso ha cambiado tanto en los últimos años que con el invento de relojes de pilas cualquier reloj consigue la perfección y su coste puede ser de 4 o 5 euros.
O sea que el que quiera hoy llevar un reloj muy caro en la muñeca no lo hace por necesidad lo hace como orgullo, como joya, porque la precisión ya no es exclusiva de Rolex u Omega.

A mi me gustan los relojes, los baratos indudablemente, y tengo muchos, casi una colección, pero los compro en los mercadillos buscando un formato original, una forma rara y una esfera o una correa poco convencional, pero entre todos los que tengo no habré gastado más de 300 euros.

Y uno dice al final, bueno pero ya para que quiero yo un reloj, por qué tener la muñeca siempre ocupada por este artilugio si todos tenemos un teléfono móvil que te marca la hora perfecta y hasta te permite utilizarlo como despertador. Es simplemente la tradición, la costumbre y el hábito, lo que nos hace seguir llevando el reloj con nosotros pero puede que con el tiempo las nuevas generaciones se vayan liberando de esta dependencia, claro que a lo mejor el cambio es peor porque pueden llenar sus brazo de tatuajes arruinando la belleza de una suave y limpia piel y eso para mí sería infinitamnete peor. Ya veremos lo que nos depara el futuro en esto y en muchas otras cosas.