VIAJE A BRASIL...

VIAJE A BRASIL

En 1985, hicimos el viaje más largo de todos los realizados, 9 horas de vuelo, esta vez fuimos hasta América del Sur, Brasil, concretamente a Salvador de Bahía,. Y he de decir, por ese miedo que yo siento a volar, que a la llegada al aeropuerto había una tremenda tormenta y tuvimos que estar  dando vueltas en el aire hasta poder aterrizar.

Este viaje  lo realizamos porque yo había acertado 5 números en la primitiva y me tocaron 325.000 pesetas y como teníamos tan buen recuerdo con el viaje a Canarias da Caja Sur, le dije a Enrique Jaén, el Director de la caja de Ahorros de Ronda que si ellos también tenían viajes y el me contestó: Pues precisamente ahora tenemos uno que va a Brasil y le había tocado a un matrimonio que me ha dicho que no pueden ir y que quieren venderlo. Entonces le dije dime lo que quieren cobrar y si me interesa se lo compro, recuerdo que pagué 75.000 ptas
que me pareció muy económico, Y le dije a Laly vamos a utilizar el premio de la Lotería para 
conocer Brasil.

Brasil con sus 8.500.000 Km2, 17 veces más grande que España, es un país inmenso, donde las distancias son enormes, tiene un clima tropical caliente, que llueve casi todos los días, caen unos chaparrones tremendos pero sale el sol y en cinco minutos todo se seca como si no hubiera pasado nada. Su clima permite a la gente estar con camisa y pantalón corto durante todo el año, los jóvenes están jugando al fútbol todo el día en las playas, que solo tienen como campo de fútbol, la arena y dos porterías y se alimentan de los cocos y las frutas que existen por doquier. Tiene mucha pobreza aquel país, que no debería ser así porque tiene una extensión enorme y una tierra muy fértil y muchas posibilidades de desarrollo y de evolución para sus 208 millones de habitantes lo que supone 22 habitantes por  km2. En España la población por km2 es de 94, casi cinco veces más que allí. Por tanto Brasil merece un futuro mejor.
Salvador es una ciudad de finales del siglo XVI, de  unos 3,000,000 de  habitantes, sus casas tienen fachadas de colores de origen coloniaal portugues, que es la lengua que hablan, y fué la capital del Brasil hasta que se construyó la actual Brasilia. Yo recuerdo que una de las cosas que a mi me dolió de aquel viaje era, precisamente la abundancia de todo pero la pobreza más absoluta, cuando los turistas salíamos a la calle había siempre unos niños que se pegaban a ti y no se separaban de tu lado en ningún momento esperando que tu le dieras alguna ayuda, o algún regalo, que a veces solo era un bolígrafo, una libreta o  un borrador, para la escuela. Una pena muy grande que además te agobiaba porque entre ellos se peleaban para tratar de elegir su turista protector.
Visitamos sus iglesias, innumerables templos, sus playas maravillosas con una arena banca, y su parte de selva donde recorrímos pieblos primitivos, con sus típicos monos pequeños. parecidos a los de Gibraltar que se dejaban ver de forma graciosa saltando de rama en rama, casi acompañándonos en el recorrido como si nos estubieran dado la bienvenida.

Aquello es otra historia, otras costrtumbres, otras formas de ver, y todo muy grande es como si Brasil fuera un gran gingante pero un gigante rudo y sin explotar, ni preparar, para un futuro y una vida mucho más próspera y desarrollada. Sus mariscos no tienen el sabor de los nuestros y sus frutas carecen de ese dulzor qua a las nuestras les caracteriza, pero de todas formas merce la pena disfrutar de su diversidad y de su especial naturaleza.