FUERON DÍAS DE PENUMBRAS...

FUERON DÍAS DE PENUMBRAS
Aquel hombre soriano de nacimiento, y de sensaciones, se vio obligado a estar en la zona republicana, durante la guerra incivil que sufrió España, y al terminar dicha guerra, se encontraba en la zona de Utiel, Valencia, haciendo vigilancia de carreteras y ferrocarriles, al escuchar que la guerra había terminado, con un compañero de los que allí se encontraban, decidieron marcharse camino de su tierra Soria, ya que ninguno de los dos había tenido ningún cargo, ni pesaba ningún mal trato sobre nadie. Anduvieron unas jornadas a pie, pensando llegar hasta Teruel, pero fueron detenidos en una de esas carreteras, entonces controladas por las fuerzas del general Franco, y conducidos hasta la plaza de toros de dicha ciudad. Donde pasaron detenidos más de quince días, pasando hambre y sed, al fin les dieron un pasaporte para dirigirse a su ciudad Soria, donde por fin llegaron y desde allí a sus respectivos pueblos, donde nada más llegar, la guardia civil se
presentó en sus domicilios, para pedirles salvo conductos, que tendrían que dárselos en sus ayuntamientos, cosa que no fue nada fácil, en aquellos días, nadie se atrevía avalar a ninguna persona que hubiera estado en el lado republicano, pasando a ser presos en Soria, y desde allí, uno a la cárcel de Soria, y el otro a Zaragoza, donde fue juzgado y condenado a muerte, allí este hombre soriano, perdió 15, kilos en 27, días, esperando ser fusilado de madrugada. Cosa que no ocurrió, ya que una mañana de esas de la cárcel de Torreros, le avisaron, que le anulaban la pena de muerte por 30, años de cárcel, Este hombre paso entre cárcel y campo de concentración, casi cinco años. Cuando regreso a su pueblo, toda su gente, comentaba, esto ha sido una barbaridad, si el hombre no hizo más que lo que las leyes entonces marcaban, El hombre aquel volvió con los pies destrozados, apenas podía andar, ya que según parece, estuvo por tierras de Tarragona, arreglando caminos y carreteras, Más consiguió ser un hombre querido y respetado por sus vecinos, La noche en que este hombre había fallecido, un político le despidió, con unas palabras de las que se quedan en la memoria, de los que allí pudieron estar, Quizá desde su cielo este hombre bueno, haya podido guardar tan buen repertorio. La vida es una caja de sorpresas, y donde menos se espera salta el calvario, y otras veces las personas te juzgan por tus pasos en este mundo. Las conciencias nunca saben lo que pueden ir almacenando, y si prefieren ir perdonando, que no siempre odiando. G X Cantalapiedra.