Gracias, Cantalapiedra. Muy pocos recuerdan la gran...

ESTAS FRASES LAS ESCRIBIO RUBEN DARIO,
“Juventud divino tesoro, te vas para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer”.
Es probable que este poeta nicaragüense, no estuviera bajo el efecto del alcohol, cuando compuso estos versos a la propia vida de cualquiera persona, Este hombre que tuvo en su vida bastantes desgracias y éxitos, su primera esposa murió del colera, cuando llevaba medio año casado con ella, su segunda esposa fue en Madrid, donde él dirigió algunas revistas y periódicos de aquellos años, Más tuvo a esa segunda esposa, que parece que no era de su línea de vida, y uno de los versos que la dedico parece que lo explica en pocas palabras, diciéndola, “Fueron tus risas tus bailes y tus carcajadas mil puñaladas en el alma, puñaladas para mí. De las cuales llevo la imborrable cicatriz”. Acompañando a su desamor, de aquella segunda esposa, este poeta se enamoró de su sirvienta, Francisca Sánchez, con la que tuvo dos hijos, y a la que llevo con él a Paris, para que pudiera disfrutar de una vida un poco más cómoda, Se ve que esta mujer fue la que le hizo feliz, y eso que su cultura era muy pequeña, pero de un corazón fabuloso, le tuvo para animar al poeta que en aquellos años triunfo en España, y pudo dedicar a su querida Francisca Sánchez, unos versos que hablaban de su forma de amar, que decía así.

Francisca tú has venido en la hora segura,
Ajena al dolor y al sentir artero,
llena de la ilusión que da la fe,
lazarillo de Dios en mi sendero,
Francisca Sánchez, acompáñame...
En mi pensar de duelo y de martirio
casi inconsciente me pusiste miel,
multiplicaste pétalos de lirio
y refrescaste la hoja de laurel.
Ser cuidadosa del dolor supiste
y elevarte al amor sin comprender;
enciendes luz en las horas del triste,
pones pasión donde no puede haber.
Seguramente Dios te ha conducido
para regar el árbol de mi fe,
hacia la fuente de noche y de olvido,
Francisca Sánchez, acompáñame….
Las huellas del ayer aún siguen vivas, no olvidemos las horas de querer es regalo que nos ha dado la vida sin temor a saber que es padecer.
G X Cantalapiedra.

Gracias, Cantalapiedra. Muy pocos recuerdan la gran historia de amor de Rubén Darío... Y menos aún este poema. El final desdichado y trágico de su vida no logró opacar jamás su aporte sublime a la literatura.