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PIDE UNIDAD Y APROBAR MEDIDAS ANTES DE MAYO.

Juncker carga contra la "cerrazón nacionalista": "Es un veneno peligroso"

Doce meses. Eso es lo que le resta a Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea, un tiempo que espera aún aprovechar con inmunerables frentes abiertos.

12/09/2018 06:00 - ACTUALIZADO: 12/09/2018 11:01.

Los suyos afirman que Jean-Claude Juncker no está aún de salida. Que en los doce meses que le restan de mandato, pretende dar aún guerra. Y lo reafirman con una lista de nuevas propuestas que hoy la Comisión Europea ha puesto a los países para que aprueben cuanto antes. Pero Juncker, aunque sigue siendo un firme europeísta, ha perdido la pasión. O no le quedan fuerzas, o está desencantado. Sabe que la Unión Europea se encamina hacia unas elecciones en las que la ultra derecha va a ganar terreno. Y que, mientras, los países se pierden en los grandes debates, incapaces de ponerse de acuerdo y de dar soluciones a los grandes problemas europeos: cómo gestionar la migración, cómo reforzar el euro o la fiscalidad.

Si las capitales necesitan un incentivo para mover sus posiciones, qué mejor que el avance de la ultra derecha, que hoy ha optado en su mayoría por no acudir a escuchar las palabras de Juncker. Y, como tal, lo ha recordado. "Nación y Europa deben ir de la mano, no se excluyen (...) El patriotismo es una virtud, la cerrazón nacionalista es un veneno peligroso", ha advertido. Ante los ultras y la extrema derecha que "destruye", que propaga el "odio", hace falta unión y soluciones europeas, ha asegurado.

"Europa es demasiado pequeña para dividirse", ha dicho Juncker, en un llamamiento a las capitales a abandonar los enfrentamientos norte/sur, este/oeste, para buscar soluciones comunes. Juncker, que ha querido liderar la Comisión Europea más política, se ha chocado con el muro de la realidad. Vino con ideas, muchas de ellas buenas -las cuotas obligatorias de reparto de refugiados, por ejemplo- pero no ha logrado empujar a los países a dejar de lado las dudas. Sin voluntad política en las capitales europeas, poco puede hacer Bruselas.