Laura Borràs, la «expoliada» que se pasea en Jaguar....

Laura Borràs, la «expoliada» que se pasea en Jaguar.

Aunque dice que los catalanes no tienen Rey, no mejora la monserga de los cabecillas de la «cruzada», ni tampoco la «raza»

Álvaro Martínez.

Actualizado:

09/06/2019 10:45h.

Cada uno que asoma es peor. La pena que le queda a este batallón es que todo el que irrumpe con papel protagonista en la «cruzada» añade un brochazo lamentable al cochambroso edificio que la banda del lazo pretende erigir. Puigdemont sumó la cobardía (« Ahí te quedas, Junqueras») a la ineptitud gobernante e irresponsabilidad que heredó de Artur Mas. Llegó Quim Torra y a esa batería de calamidades, que ha conservado intactas, añadió un racismo de manual, tan sincero y convincente que lo quiso dejar por escrito para que nadie lo pusiese en duda, no se fuera el personal a distraer con la impresora, las esposas y el resto del entretenido mundo de las varietés de escaño que Rufián llevó al Congreso. Y ahora llega Laura Borràs, a la que la banda del lazo mandó a La Zarzuela a ver a Don Felipe para, según ella, decirle que «los catalanes no tenemos Rey», añadiendo el infantilismo a la montaña de características negativas de los anteriores cabecillas. En un parvulario se encuentran más sólidos razonamientos que los de la enviada a Palacio, pero es lo que hay.

Desgraciadamente, Borràs no mejora la «raza». Además de hablar por boca y sin permiso de los 7,6 millones de catalanes, tiene grandes entradas en la enciclopedia del racismo, casi a la altura de Torra. Hablando de un periodista deportivo aseguró «no es catalán, es un español nacido en Cataluña». Tiene también un breve pero contundente discurso sobre el «ADN violento de los españoles» y cree que Franco utilizó a los andaluces «como instrumento involutivo de colonización lingüística». En fin, que tira para racista la nueva lideresa amarilla. Pero sentado su segregacionismo, no es esto lo más relevante (que en racismo Torra barre a Borràs) sino la congruencia de los berrinches que se lleva la mujer cuando le hablan de España. «Los catalanes queremos dejar de estar en situación de opresión, discriminación y maltrato continuado» o «España ha hecho un expolio fiscal, expolio cultural y expolio social a Cataluña». Lo dice quien gana más que el presidente del Gobierno y quien se pasea por Barcelona en un flamante Jaguar. Todo tan ridículo como aquel CDR que montó una marcha lenta por las carreteras catalanas, también en protesta por la opresión, encabezada por un Mercedes al que seguía un Audi. Extraña forma de oprimir y expoliar la de estos españolazos que tienen a una diputada de a pie cobrando semejante salario y motorizada de alta gama. Paradigmático de esta más bien desastrosa opresión es el caso del diputado de Junts per Catalunya Lluís Font Espinós, otro «discriminado» por la «tiranía» española que tiene declarada la propiedad de 18 inmuebles; sí ha leído bien, 18.

«Los catalanes no tenemos Rey», asegura la «expoliada» del Jaguar que le dijo a Don Felipe el otro día. Lo que nunca ha sido Cataluña es una nación, ni un reino, ni falta que les ha hecho a los catalanes, que hasta hace bien poco eran la región más rica del Reino de España, la primera que en su día tuvo ferrocarril o alumbrado público en las calles y la única que hoy, 150 años después, tiene sus cuatro provincias conectadas por trenes de alta velocidad. Aunque Borràs lo niegue, tiene Rey... lo que es más difícil es encontrarle la vergüenza.