No pasa nada más que, que no es verdad....

El Mundo abre con un informe sobre la inmersión lingüística en Cataluña que revela que "las normas discriminan a los niños que hablan español". El problema ya lo denunció Jiménez Losantos en su libro Barcelona, la ciudad que fue, que se ha reeditado ahora. Se trata, dice el editorial, de "una poderosa herramienta de ingeniería social que impulsaron los socialistas catalanes en la esperanza de fomentar la integración de las clases trabajadoras, pero que pronto Pujol convirtió en una máquina de generar buenos catalanes: aquellos que pagaban el peaje de renunciar a su personalidad castellanoparlante, empezando por su lengua materna, para abrazar una identidad alternativa diseñada desde el poder". "Promueven la segregación, el apartheid de la comunidad castellanoparlante" y "se les educa en el hábito de la exclusión identitaria. Se les enseña desde niños a sentir lo español como extranjero". Pues hay que admitir que lo han bordado. Emilia Landaluce tiene ganas de "largarse de España" tras el "grotesco espectáculo" en el Congreso, y le parece "raro" que Amancio Ortega, "viendo el linchamiento al que ha sido sometido no coja la sede de Zara y se la lleve a Portugal". Sí, hombre, y jorobarnos todos por un puñado de enloquecidos enrabietados. Mejor ponga una cláusula en sus donaciones que prohíba a los podemitas y sus hijos beneficiarse de ellas. Raúl del Pozo cree que no hay que dramatizar tanto. "La legislatura se ha iniciado entre voces, insultos y pateos, como ocurre desde que los senadores romanos daban con sus anillos contra el mármol. Mejor que los escándalos sucedan en el escenario del Parlamento que en la calle". Lo malo es que también sucede en la calle, Raúl. "En la sesión volvieron los basiliscos, los apóstatas, los tramposos, los bufones y, como siempre, los jabalíes, los tenores, lo arbitristas y los repúblicos. Nada nuevo, señora baronesa. En ese mismo Hemiciclo se han sacado pistolas y se han pronunciado sentencias de muerte". Visto así, la sesión del martes fue de lo más pacífica, cierto, ni un solo tiro.

Esto es mentira.
Es verdad que los niños, todos, deben aprender catalàn. Es verdad que para ascender en un puesto de trabajo en la administración te van exigiendo un examen cada vez de mayor grado de catalán, pero la verdad es que no es tan complicado para personas con carreras universitarias. Los exámenes se hacen en castellano sin ningún problema y luego, si has hecho el examen en español, se hace otro examen del catalalán de diferentes grados de dificultad, según la categoría profesional del puesto. Nada complicado.
También habrá y no se puede negar exaltados, como los hay en todos los sitios, pero de la anécdota no se puede hacer generalidad.
Seguro, que ahora con tanto follón, hay màs personas strevidas que se enervan pero de ahí a decir que se promueven apartheid...

Para no variar, la culpa la tienen los extremistas, socios del doctor de tesis.

No pasa nada más que, que no es verdad.
Tengo una familia muy próxima que trabajan los dos de funcionarios y que este año, los dos están haciendo oposiciones de ascenso en Barcelona.
Los niños han empezado a ir al colegio sin saber nada de catalán y no les pasa absolutamente nada. Están contentísimos con el colegio.
Y eso sí que es lo normal.