Entrevista completa Vanguardia...

Entrevista completa Vanguardia
Ecribió el pasado domingo una carta a los catalanes, o a los socialistas de toda España?

Mi intención no era escribir a los socialistas. Escribí a los catalanes. A todos. Nos encontramos ante un verdadero problema de Estado, no ante un mero problema electoral ante el 27 de septiembre o el 20 de diciembre.

En su carta afirmaba que la situación en Catalunya es "lo más parecido a la aventura alemana o italiana de los años treinta del siglo pasado". Esas palabras han dolido a muchos catalanes. ¿De verdad cree que Catalunya ha entrado en una deriva fascista?

Me preocupa que haya habido una mala interpretación de mis palabras. No estoy en condiciones de decir, no me atrevo a decir, porque no tengo los datos para saberlo, que haya una intención fascistizante, o conducente al fascismo hoy en Catalunya. En absoluto quería decir eso. Lo que me preocupa es que quien obtenga más votos en las próximas elecciones catalanas se sienta legitimado para no respetar las reglas del juego. Es legitimo querer cambiar las reglas, pero en Europa los cambios se promueven respetando las reglas. Que ese principio no se cumpla en Catalunya es lo que me inquieta.

Las reiteradas referencias al nazismo para descalificar el soberanismo irritan a los independentistas, pero también duelen a muchos catalanes que están por el pacto.

Mire, mi vinculación con Catalunya es previa a la democracia. En Catalunya yo he conocido un modelo de convivencia social insuperable en el conjunto de España. El mejor, sin duda alguna. Un modelo en el que se aceptaban las opiniones de todo el mundo, en el que el diálogo era la regla. Creo que ese espacio de convivencia se ha deteriorado dramáticamente.

¿Dramáticamente?

Por lo que me comentan personas catalanas de distintos sectores, en cenas y reuniones de familia se intenta evitar cualquier reflexión sobre el tema, para evitar tensiones. Esto es un signo. Se discute menos, se dialoga menos, por temor a la tensión. Hay un discurso claramente dominante, dotado de una épica del relato. La doble dirección se ha estropeado. Algunos razonamientos de índole económica vinculados al independentismo se exponen muy libremente, mientras que otros razonamientos económicos en dirección contraria hay miedo a expresarlos. Voy a menudo a Catalunya. Lo que escuchas en una mesa, en una cena, o también en un pequeño coloquio, cuando la gente habla relajadamente, no lo escuchas en la calle. Eso supone un achicamiento claro de las libertades propias de una sociedad muy diversa y muy plural.

Habla usted de un sordo amedrentamiento. ¿Se refiere a las redes sociales? La agresividad dialéctica en las redes sociales es hoy un fenómeno común en todos los países libres...

Hoy en día las redes sociales tienen mucha importancia en la conformación de la opinión pública. Y es cierto, en todo el mundo hay agresividad. En algunos países latinoamericanos, pongo por ejemplo Guatemala y Brasil, esa agresividad es hoy muy alta. En el caso de Catalunya, la hegemonía del movimiento independentista en las redes es abrumadora. Tengo informes muy completos al respecto.