A PROPOSITO ESTA RADIO YA NO DEBE EXISTIR. La escuchaba todas las noches desde mi destierro salut
El 15 de julio de 1977, lo recuerdo perfectamente por ser el día de mi cumpleaños y el año que nació mi hijo, la Pirenaica emitió su último programa desde Madrid, retransmitiendo la 1ª sesión de las Cortes en la elaboración de la Constitución que tenemos en estos momentos.
OK enregistrado merci
De res o de rien.
Dejemos la politica, es muy aburrida.
Os cuento una anécdota de Francisco de Quevedo:
En la época que le tocó vivir, era común la costumbre de orinar en la propia calle (por desgracia, se está recuperando esta moda). Recordemos que estamos en el Madrid del Siglo XVII, en donde la gente arrojaba por la ventana el contenido de orinales, bacías y demás vasijas al grito de “ ¡Agua va!”. Esta falta de higiene en la urbe provocaba un insoportable hedor en la ciudad. Para evitar orinar en cualquier lugar, se colocaron crucifijos en aquellos rincones propicios al desahogo. Junto a la cruz, una inscripción rezaba: “Donde hay una cruz no se orina”. De este modo se pretendía disuadir al viandante de hacer aguas junto al sagrado símbolo y, por ende, en la vía pública. Cierto día, Quevedo buscó un rincón para sus necesidades y encontró la cruz con su leyenda. Nuestro autor añadió al cartel el texto de que “… y donde se orina no se ponen cruces”.
Dejemos la politica, es muy aburrida.
Os cuento una anécdota de Francisco de Quevedo:
En la época que le tocó vivir, era común la costumbre de orinar en la propia calle (por desgracia, se está recuperando esta moda). Recordemos que estamos en el Madrid del Siglo XVII, en donde la gente arrojaba por la ventana el contenido de orinales, bacías y demás vasijas al grito de “ ¡Agua va!”. Esta falta de higiene en la urbe provocaba un insoportable hedor en la ciudad. Para evitar orinar en cualquier lugar, se colocaron crucifijos en aquellos rincones propicios al desahogo. Junto a la cruz, una inscripción rezaba: “Donde hay una cruz no se orina”. De este modo se pretendía disuadir al viandante de hacer aguas junto al sagrado símbolo y, por ende, en la vía pública. Cierto día, Quevedo buscó un rincón para sus necesidades y encontró la cruz con su leyenda. Nuestro autor añadió al cartel el texto de que “… y donde se orina no se ponen cruces”.
Papa. Papa llevame al circo No hijo mio el que quiera verte que venga a casa.