La sartén le dijo al cazo ”échate pa llá, que me tiznas”,...

La sartén le dijo al cazo ”échate pa llá, que me tiznas”, y se lo dijo, como aquella que mandara en la cocina, como si hubiese un solo fogón, para mí, que se lo dijo sin son, con un poquito de sal y con mucho ton, sin saber muy bien si estaba en la calleja o callejón. Una vez dicha la palabreja, era como si con ella hubiera marcado su territorio, esto es mío, debió pensar, en este fuego nada más me caliento yo. A los ruídos de la porfía, acudieron otras vasijas, que atónitas vieron, como el dueño de la cocina, encerraba en un cajón al cazo, dejando a sus anchas a la sartén entre todos los fuegos. El resto de la vajilla, viendo la sinrazón, dio media vuelta y se colocó en su estante, contemplando el aburrimiento de la sartén en su amplia cocina, para qué, tanta pluma bonita?, si ya no escribes nada.