Tengo, tengo, tengo, solíamos cantar, una y otra vez,...

Tengo, tengo, tengo, solíamos cantar, una y otra vez, tengo tengo, tengo, tú no tienes nada.
Tengo una choza de juncos, la tengo en mitad del bosque, no lo sabe nadie, salvo si existe “el señor”, al que llamamos Dios.
Una de sus paredes, la compone un frondoso fresno, la otra un avellano, que en su proximidad, se enreda con los helechos que me hacen de puerta, con sus batientes de brezo y el zaguán de madreselvca; a que huele mi choza? sin duda a naturaleza,
a encinares del bosque casi virgen, a bellotas y a esos bichos bien alimentados.
Así de grande es mi cabaña: la cosa mas grande, un sueño de hogar entre senderos hollados; sobresalen de su techo las ramas, donde trinan, dulcemente una pareja de mirlos…