Con todo respeto y cariño para todos los andaluces.
TRES CAZADORES SE CUENTAN SUS PROEZAS
(EN ANDALUZ)
¿Te juiste ayer de caza?
Pues está claro que jui.
Anda y nos lo cuentas, Juan.
Pos como no ise la cosa
juí a l a finca el mayorá,
que como los dos sabeis
es una finca acotá.
No había entrao ni dos metros
me salta un conejo, y zás,
un tiro con to mi juersa.
¿Pero lo mataste, Juan?
¿Qué si lo maté pregunta?
Eso no lo pues dudá.
Me jui a coge el conejo
y a la vera en un sarsá.
Había un siervo con más cuernos
que hoja yeba un vendabá
¿También mataste al siervo?
¿Te cree que siba ascapá.
El siervo lo monto a hombro
y el conejo en el morrá,
vamos pal pueblo me dije
que el jorná lo tengo yá.
¿Y era mu grande tú siervo?
sien quilos y algunos má,
el suó que me ajogaba
y por el suó no vi.
¿A quién Juan no viste?
pos al guardi sevil.
¿Qué traes al hombro Juanillo?
Me preguntó el mandamá.
Es tan solo un servatillo
que me encontré en un sarsá
muerto e frío, digo yó.
pos que no se pué aguantá.
Pues vámonos al cuartel,
lo vamos a desollá.
Y la verdá tuve suerte,
que el cabo me despidió
con un coscorrón na má.
¿Cómo te jue a ti Manué?
a mi me jué regulá.
Antier me sambullí
en la finca el romerá.
Me camuflé como pue
en medio dun matorrá
con un charco mu serquita
que surte dun manantial.
Al poco rato que estuve,
ya sentí chapoteá.
Asomo el morro, y señore,
¡Que gamo más colosa!
Sei lechonatos, y el padre
cosa má fenomená.
Cogí mi repetidora,
pin, pan, pun, no va má.
Los sei lechonatos muertos
y el jabalí ademá.
¿Y er gamo también murió?
Pos no me pueo acordá.
Güeno enseñanos los muerto.
Pos lo siento de verdá
ayer mesmo los vendí
en la mesma Capitá.
¿Y tú Pedro, que nos dises?
Pos que a mí me jué mu má.
Que me jui mu tempranillo
a la finca el carrascá.
Cai tanta liebre que isen
que no se puén ni contá;
paso va y paso viene
me encontré tan cansaillo.
y ni rabo camará,
hora palante hora patrá
me dije; me voy pa casa,
¡Y quien lo hiba a pensá!
Ayi mesmo en las paeres
en una mata e rosal
movi la mata y, ¿Y qué?
¿Que jue lo que paso Pedro?
Pos que tampoco había ná.
José Alvarez.
TRES CAZADORES SE CUENTAN SUS PROEZAS
(EN ANDALUZ)
¿Te juiste ayer de caza?
Pues está claro que jui.
Anda y nos lo cuentas, Juan.
Pos como no ise la cosa
juí a l a finca el mayorá,
que como los dos sabeis
es una finca acotá.
No había entrao ni dos metros
me salta un conejo, y zás,
un tiro con to mi juersa.
¿Pero lo mataste, Juan?
¿Qué si lo maté pregunta?
Eso no lo pues dudá.
Me jui a coge el conejo
y a la vera en un sarsá.
Había un siervo con más cuernos
que hoja yeba un vendabá
¿También mataste al siervo?
¿Te cree que siba ascapá.
El siervo lo monto a hombro
y el conejo en el morrá,
vamos pal pueblo me dije
que el jorná lo tengo yá.
¿Y era mu grande tú siervo?
sien quilos y algunos má,
el suó que me ajogaba
y por el suó no vi.
¿A quién Juan no viste?
pos al guardi sevil.
¿Qué traes al hombro Juanillo?
Me preguntó el mandamá.
Es tan solo un servatillo
que me encontré en un sarsá
muerto e frío, digo yó.
pos que no se pué aguantá.
Pues vámonos al cuartel,
lo vamos a desollá.
Y la verdá tuve suerte,
que el cabo me despidió
con un coscorrón na má.
¿Cómo te jue a ti Manué?
a mi me jué regulá.
Antier me sambullí
en la finca el romerá.
Me camuflé como pue
en medio dun matorrá
con un charco mu serquita
que surte dun manantial.
Al poco rato que estuve,
ya sentí chapoteá.
Asomo el morro, y señore,
¡Que gamo más colosa!
Sei lechonatos, y el padre
cosa má fenomená.
Cogí mi repetidora,
pin, pan, pun, no va má.
Los sei lechonatos muertos
y el jabalí ademá.
¿Y er gamo también murió?
Pos no me pueo acordá.
Güeno enseñanos los muerto.
Pos lo siento de verdá
ayer mesmo los vendí
en la mesma Capitá.
¿Y tú Pedro, que nos dises?
Pos que a mí me jué mu má.
Que me jui mu tempranillo
a la finca el carrascá.
Cai tanta liebre que isen
que no se puén ni contá;
paso va y paso viene
me encontré tan cansaillo.
y ni rabo camará,
hora palante hora patrá
me dije; me voy pa casa,
¡Y quien lo hiba a pensá!
Ayi mesmo en las paeres
en una mata e rosal
movi la mata y, ¿Y qué?
¿Que jue lo que paso Pedro?
Pos que tampoco había ná.
José Alvarez.