No, no lo ha entendido (yo creía que sí).

De acuerdo con la consonancia pero voy a discrepar respecto al resto de su opinión. Fíjese usted, lo que menos me preocupa es la forma de expresarse que puedan tener los jóvenes, sin generalizar, porque suelen ser reflejos de lo aprendido en su propia casa. Usted lo negará poniendo su propio ejemplo a pesar de no ser un factor generalizado.
Los ejemplos que trae, como “tía”, “hostia” “joder (en todas sus conjugaciones” no se la puede endosar la patente a la juventud, por estar muy arraigados en nuestra lengua y a nivel de todas las edades sin distinción… exagero, a partir de los 3 o 4 años. Tampoco voy a reconocerle que le suene cualquiera de esas palabras peor si las pronuncia una mujer. Sin embargo puedo aceptar que no haya superado ese estado, en el que al hombre se nos consiente todo y nada a las mujeres. Y por supuesto ahí no entraré.

Se que en un post anterior a usted no le gustó que en vez de bar, trajese a memoria la “tasca” y/o la “taberna”. Pero entre usted a uno de ellos y dígame cuántos jóvenes encuentra y hábleme del leguaje que se escucha entre, disculpe la redundancia, los menos jóvenes.

Es un echo que se da a todos los niveles y en infinidad de ellos se pueden oír “gilipollas” “hdp” y todo un rosario de palabras mal sonantes. Peor llevo que en medios de comunicación nos inunden de anglicismos y peor, bastante distorsionados

Carlos (8003). Por supuesto que la educación de los jóvenes en gran parte la adquieren en sus casas, y muchos jóvenes sieguen las enseñanzas recibidas por sus progenitores. Ahora bien, no en todos los hogares sucede esta alteración juvenil, también la calle es escuela y hace escuela. Cuando digo que los mayores tacos salen de la boca de las jovencitas, no intento decir que separo los géneros, todo lo contrario, la libertad tiene que ser compartida por nuestros chicos más jóvenes, lo he destacado sencillamente porque antes escuchar un taco en la mujer era muy raro, y ahora está al alcance de cualquiera. Pero fíjese usted, en mi casa soltábamos tacos, pero nunca cuando salíamos de casa, si bien, alguna vez se nos escapaba alguno. Lo de la tasca o taberna no entiendo lo que quiere decir. ¿Quizás que la juventud no entra en esos antros donde se vende toda clase de alcohol? Bueno, ¿y qué? Pero organizan botellones que duran todo un día y allí miles de chicos jóvenes se dan a la bebida sin paliativos. Recuerde usted la cantidad de chico/as que acuden a la cita de Granada, por ejemplo. En cuanto a la "taberna" dicha por usted, no está en consonancia con lo que dice ahora. Nadie habla de sí me gustó o no me gustó poner bar en vez de taberna, creo que no me ha entendido. Y para terminar, no cuesta nada hablar bien.

Un saludo.

Creo que aún siendo importante hablar bien cualquier lengua, no es lo prioritario ni lo más inquietante. Yo pienso que hablar “mal” en la adolescencia no aporta nada excesivamente malo, porque en boca de ellos/as, raramente suelen ser amenazantes, como suele pasar, y sin generalizar, entre los menos jóvenes. Tampoco me preocupa porque con unos años más, se corrigen solos. Lo que si debería ser preocupante, y para mi lo es, y mucho, es la probabilidad de que algunos/as desarrollen una cirrosis debido a los excesos en los botellones. Estoy seguro que esto que digo servirá como punto de encuentro entre nosotros dos.

CARLOS. Por supuesto, de vez en cuando tenemos puntos comunes. Lo que dice del botellón lo comparto.

O sea, que hablar mal pasa a no ser tan importante como usted dice. Bien

No, no lo ha entendido (yo creía que sí).