CIUDADANA. Se equivoca usted. A las tormentas hay que...

CIUDADANA. Se equivoca usted. A las tormentas hay que temerlas. Si usted no ha tenido miedo es porque no ha tenido una tormenta con sus rayos encima de su cabeza. He tenido varias a la vista y hasta en un descampado rodeado de árboles. Por supuesto, me alejé de los árboles y quedé a cielo raso con una chupa de mil demonios (tendido en el campo, la mejor forma de superar un rayo). ¡Claro qué hay que tener miedo a las tormentas!