Fusilados por ser católicos....

Fusilados por ser católicos.

En este cargo debía decidir el futuro de los más de 5.400 presos políticos que permanecían hacinados en las cárceles madrileñas desde el principio de la guerra. Entre ellos había numerosos religiosos, y muchos otros que se encontraban en la cárcel, sencillamente, porque habían sido señalados por ser católicos.

En la noche del 6 de noviembre, ya bajo la responsabilidad de Santiago Carrillo como consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, se inician las primeras «sacas»: traslados de presos que, en grupos de 400 o 500, son conducidos a Paracuellos de Jarama para ser fusilados. El objetivo no era otro que evitar que fueran liberados cuando las tropas de Franco llegaran a Madrid.