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ESPAÑA

SEGURIDAD NACIONAL
El PP manipula informes de La Moncloa para culpar a Sánchez de la pandemia
Los populares utilizan la filtración de frases incompletas de las notas del Departamento de Seguridad Nacional

MIGUEL GONZÁLEZ
Madrid - 12 OCT 2020

La filtración de fragmentos de los informes diarios que el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) remitió al Gobierno entre enero y marzo pasados ha servido al líder del PP, Pablo Casado, para acusar a Pedro Sánchez de desoír las alertas sobre la pandemia. Sin embargo, lo que se ha filtrado de las notas, que parlamentarios del PP examinaron en el búnker del DSN en La Moncloa, son frases incompletas que alteran su significado. El episodio ha quebrado la confianza entre los dos grandes partidos en un campo muy sensible: la seguridad nacional.

El pasado 31 de julio, cuatro diputados del Grupo Popular, encabezados por su portavoz en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, Juan Antonio Callejas, se encerraron en el búnker de La Moncloa y examinaron, durante horas, los informes de situación que el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) envió diariamente al presidente del Gobierno, los cuatro vicepresidentes, nueve ministros y cinco secretarios de Estado en las semanas previas a la eclosión de la pandemia del coronavirus en España. El 30 de septiembre, dos de estos diputados, junto a tres senadores del PP, regresaron para completar la lectura de más de 200 documentos. Por su parte, los diputados de Vox Macarena Olona y Carlos Hugo Fernández-Roca bajaron el 21 de septiembre al refugio subterráneo para revisar los mismos textos.

El 5 de octubre, el diario El Mundo publicaba que Pedro Sánchez había recibido 11 alertas del Departamento de Seguridad Nacional sobre la peligrosidad del coronavirus entre el 24 de enero y el 14 de marzo y que las había desoído permitiendo la manifestación feminista del 8-M. La información se ilustraba con algunas frases de las notas que pocos días antes habían tenido en sus manos los parlamentarios del Grupo Popular y de Vox. En La Moncloa no tienen ninguna duda de que la filtración procedió del PP. Entre otros motivos porque, aunque no se permitió hacer copias ni fotos de los documentos (los visitantes tuvieron que dejar sus móviles antes de bajar al búnker), los populares tomaron notas de su contenido, mientras que los de Vox se limitaron a leerlos.

El día 5, tras la publicación de la noticia en El Mundo, Olona escribió en su cuenta de Twitter: “Quien ha filtrado esta información demuestra que le preocupa muy poco la Seguridad Nacional. Quien ha interpretado y publicado los informes demuestra poco rigor con la realidad”. Por el contrario, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, pidió la comparecencia en el Congreso de la vicepresidenta Carmen Calvo y del jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo, para dar cuenta de unos informes que, a su juicio, probaban que Sánchez fue advertido de la amenaza que suponía el coronavirus y, al permitir el 8-M, puso “la ideología por delante de la salud”. Por su parte, el presidente del PP, Pablo Casado, exigió en un tuit “responsabilidades por ocultar 11 alertas oficiales y saber cuántos muertos y parados se hubieran evitado sin esas mentiras”. Una acusación tan grave que resulta difícil pensar que se basaba solo en la información periodística.

El PP llevaba desde marzo peleando por acceder a los informes diarios del DSN. Su diputado Juan Antonio Callejas alegaba que esos documentos no están clasificados en ninguna de las categorías previstas en la ley de secretos oficiales. El Gobierno replicaba que toda la información que maneja el Sistema de Seguridad Nacional es de “uso oficial” y, por tanto, de difusión limitada a sus usuarios. Lo cierto es que, si las notas hubieran estado clasificadas como secretas, no se hubieran podido remitir cada mañana a las ocho, a través del correo electrónico, a los teléfonos móviles de ministros y altos cargos, como se hace ahora, sino que hubieran debido transmitirse a través de canales reforzados de comunicación, lo que hubiera demorado su distribución.

Tampoco el contenido de estas notas, que se difunden diariamente desde 1992, requería tal grado de protección. Estos informes, de un máximo de dos folios, son elaborados durante la noche por el centro de alertas del DSN, integrado por nueve funcionarios que se relevan en tres turnos. Sus notas no incluyen valoración alguna y se limitan a recopilar novedades agrupadas en tres bloques: las sucedidas durante la noche, que se presentan en primer lugar; las de las últimas 24 horas y las previsiones del día. Sus fuentes son casi siempre abiertas y el origen de cada dato se indica expresamente: Ministerio de Sanidad, Organización Mundial de la Salud (OMS), Gobierno chino, etc La diferencia con una agencia de noticias es que se centran en asuntos que afecten a la seguridad nacional y solo transmiten informaciones confirmadas por organismos oficiales.

En el caso de la pandemia, todas las notas que se han difundido corresponden a noticias publicadas en la prensa de esos días: la declaración de emergencia sanitaria internacional de la OMS, las advertencias del FMI, las restricciones en Italia, Francia, Suiza o Israel; o la suspensión de una conferencia de la Unión por el Mediterráneo (UMP) en Barcelona.

La frase más inquietante es una incluida en la nota del 7 de marzo, víspera de la marcha feminista: “El incremento de casos en las últimas horas ha sido mayor de lo habitual”. Sin embargo, en contra de lo que sugiere el PP, no procede de ninguna fuente de información privilegiada, sino de la rueda de prensa que el día anterior ofreció el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.

COMO TODO LO QUE HACE EL PP tergiversación y medias verdades, convertidas en mentiras.

Sánchez lleva 56.000 muertos a sus espaldas, los datos son los datos aunque no te gusten.