Para César Vidal....

Sin comentarios.

Monti buenos días. Se refiere a ti y hombres como tu que siempre tienen algo que decir a las mujeres en este caso se desprende que desagradable.
No sé puede hacer esto que tú has hecho Monti es mucha bajeza amigo ¿te puedo pedir que lo anules?

Diga usted que sí, Doña Cristina.

CÉSAR VIDAL.

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN 18-01-2015 | 00:54 H.

Confieso que hay ocasiones en que me veo sumido en el más profundo estupor. Estuvo a punto de sucederme hace unos días cuando una política afirmó que los piropos deberían ser ilegalizados. Con todo, el anonadamiento me ha venido al contemplar a Cristina Almeida afirmando que estaba totalmente de acuerdo con la veda del piropo porque a ella, como mujer, le gusta ir tranquila por la calle. Este tipo de afirmaciones sólo acierto a atribuirlas a dos posibles razones. La primera es que, efectivamente, se correspondan con la verdad y Doña Cristina esté harta de que, mientras circula por calles y avenidas, surjan mozos exaltados que alaben su piel suave y aterciopelada, jóvenes incontrolados que elogien su talle de avispa y mozalbetes que musiten frases encendidas a la vista de sus torneadas piernas. De acuerdo con esta primera hipótesis, resulta una maldición horrenda disfrutar de una apariencia física como la de doña Cristina dado que provoca irremediablemente y a cada instante requiebros en cadena. Yo me hago cargo. Claro que también existe una segunda posibilidad. Es la de aquellos – en este caso aquellas– que saben que determinadas sonrisas de la vida nunca les serán dirigidas, que los halagos les son negados y que las palabras hermosas nunca recalarán en ellos o, en esta ocasión, en ellas. Son los mentecatos que odian al inteligente; los ignorantes que aborrecen al sabio; los analfabetos que abominan al que lee; los mancha papeles que no soportan a los buenos escritores. Todos y cada uno prohibirían si en su mano estuviera el talento, la brillantez o la belleza. Debe reconocerse que algunas ideologías de carácter igualitario han avanzado no poco por esa senda más de una vez empapada de sangre inocente. Yo comprendo – aunque, en el fondo, me de mucha compasión– que esas mujeres a las que la Naturaleza les ha negado alguna manifestación mínima de hermosura se sientan como de parto al contemplar que otras más agraciadas despiertan las miradas y descorren los labios de los varones. Incluso no me extrañaría que ese refrán tan tonto y tan falso que afirma que «la suerte de la fea la guapa la desea» fuera un invento suyo para intentar compensar lo que la realidad desmiente a cada instante. No se crea, desde luego, que ese es el caso de doña Cristina Almeida. A decir verdad, no hay nada más que verla para saber que no puede dar un paso sin que estén a punto de matarla a piropos.

Para César Vidal.

"La tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles".

Fiódor Dostoyevski