Pablo Molina....

Pablo Molina.

Aznar los sigue poniendo histéricos.

La comparecencia de Aznar en el Congreso de los Diputados fue un espectáculo digno de ver. De sacar sillas, vaya. El expresidente masacró sin piedad a los portavoces de los grupos que trataron de convertir un mero acto parlamentario en una ejecución pública destinada a excitar los odios del populacho. Es lo que cabe esperar de un Congreso integrado por partidos antisistema cuyos principales dirigentes son personajes de la talla de Iglesias o Rufián.

Aznar nos hizo a muchos recordar la actuación de Rodrigo Rato en 2003 en una comisión parlamentaria que pretendía investigar un presunto trato de favor de grandes bancos a las empresas de su familia. Aquello fue dantesco también. Los intervinientes del resto de partidos acabaron la sesión escondiendo la cabeza entre los folios y rezando al Gran Arquitecto para que aquello acabara ya. Y el nivel parlamentario de entonces (aún no había llegado ZP) era infinitamente superior al de hoy, trufado de chavistas, batasunos y bufones separatistas que trincan un pastón mientras compiten por ver quién degrada más nuestra democracia.

El rapapolvo de este martes les ha hecho pupita. Ferreras, con su fino olfato para detectar la tragedia, no tuvo más remedio que salir al paso con toda la artillería de La Sexta para maquillar el batacazo. Él también odia a Aznar; pero no por sus muchos defectos, que los tiene, sino por sus aciertos políticos, que los tuvo también. Al frente de su tertulia diaria, Ferreras tocó a rebato para tratar de ganar en La Sexta la batalla que sus chicos habían perdido de forma tan lamentable en el Parlamento de la Nación. Es este otro deseos espectáculos que periódicamente nos brinda la cadena progresista, para regocijo general.

Este martes, la izquierda revanchista que padecemos en España se conjuró para atacar a un expresidente del Gobierno al que no perdonan no haberse dejado destrozar por la chusma, como corresponde a la tradición más acrisolada del Partido Popular. Aznar no es Rajoy; por eso se la tienen jurada desde hace más de una década. A tenor de lo ocurrido en este martes, van a tener que esperar otras dos o tres más. No hay problema, Iglesias y Rufián seguirán en esas fechas siendo diputados con toda normalidad.