SOSEGADA Y TRANQUILA
El otoño ha llegado a mi vida,
Lejos, quedó ya la
primavera,
Y aunque me siento tranquila
Siento no ser aquella gacela.
Que corría por los campos
Persiguiendo mariposas,
La vida me va enseñando
a disfrutar con otras cosas.
Más sosegada y tranquila,
Pero con mucha ilusión,
Y esa hermosa primavera
La guardo en mi corazón.
Los años, y la experiencia,
Es un don, que Dios nos da,
Y nos da satisfacciones
Si lo aplicas con bondad.
Puedes enseñar a los jóvenes,
A trabes de tu experiencia,
Y aprender, también de ellos,
Que saben las nuevas ciencias.
Yo, viviendo en este otoño,
mis
primaveras, ya las viví
y hoy recuerdo con cariño,
todo aquello que sentí.
Pa. Sa. Ma.