EL PADECER DE UN ROSAL, La Poesía

EL PADECER DE UN ROSAL

Caminando una tarde de primavera
por el jardín donde siempre paseaba,
escuché una voz tan triste y lastimera,
que el corazón encogido me dejaba.

Era un rosal imperial de terciopelo
el que su llanto con gran dolor vertía,
pues viendo como a su rosa le cortaban,
con tristeza al jardinero le decía.

¿Por qué te muestras tan cruel y tan villano?
primero, la acariciabas con tu mano
diciéndole unas palabras lisonjeras,
para después arrancarla tan temprano.

Por complacer el capricho de una dama
no esperaste ni siquiera hasta mañana.

Con llanto se despedía de su rosa;
rosa, mi pequeña flor tan delicada,
no pude tenerte ni un día a mi vera
cuando ya has sido, cruelmente deshojada.

Solo pude contemplar tú nacimiento,
y sin poder disfrutar de tu hermosura,
ya tuve que padecer el sufrimiento
de no poder regalarte mi dulzura.

Y ya temo que este gran padecimiento,
me seque fatalmente, por mi locura.
Pa. Sa. Ma.