Bonita boca, La Poesía

Tenéis, señora, en la graciosa boca
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tan bella y soberana compostura,
que es de mi alma la mayor cordura
vivir por ella rematada y loca.
¡Mil veces dichosísimo quien toca
lugar tan bello y goza su dulzura!,
pues a mí la paciencia y la cordura
con sólo contemplarlo se me apoca;
y es esto en tanto extremo, que, aunque el hombre
que en una cosa honesta, santa o bella
pone la boca tiene infame nombre,
vuestra boca me obliga a apetecella;
de suerte que, aunque cobre este renombre,
yo quisiera poner mi boca en ella.

Anónimo del siglo XVI.