¡Ay ¡el tiempo que pasa sin ruido...

¡Ay ¡el tiempo que pasa sin ruido
no anuncia sus horas de ansias
he soñado la risa de mi Padre,
su cuerpo acostumbrado
en la esquina de la casa
y mi Madre comulgando la mesa
sus manos las huellas de la esperanza,
los niños el albedrio del espacio
la eternidad es el futuro de siempre
mi Padre le sonríe
tiene la felicidad de la arena
del sol conjugado con la creencia
el agua es el amparo del árbol
la noche descansa alimentando los versos
el fogón calienta los cantos grabados de caminos
las mujeres cocinan los afectos
la infancia son los oídos de los cuentos.

El sauce tan apuesto, enamorando al barro
los secretos no tienen vestido,
ahí la brisa ha confesado sus cariños
la dulzura esta plena de ojos,
son los destellos de la vida
sus angustias dignificadas
en el silencio de los lejanos
las lagrimas de mi día
son flores llorando la distancia
y yo niño tan creyente como la luz
mis hermanos
ingenuas cuitas del afecto
el alma dibujando sus melodías.

EH