Bueno Carmen, sigue siendo un placer, para mí, leerte: es como si te estuviese escuchando, Literatura

Bueno Carmen, sigue siendo un placer, para mí, leerte: es como si te estuviese escuchando. Aunque no se nada del timbre de tu voz, al menos intuyo que es una voz al viento -a los cuatro vientos- denunciando una situación demasiado injusta y que no se resigna con el silencio -que otros han echado encima del suceso- de acallar un hecho vergonzoso.

Cambiando de tema, dejo un microrrelato compuesto por mí. Espero que al menos entretenga su lectura.

“AUTOPISTA HACIA EL CIELO”

El automóvil pasó como una exhalación junto al guardia civil, que con su brazo derecho en alto le ordenaba a su conductor detenerse, en lo que con el izquierdo le indicaba que lo hiciera en el arcén.

El agente se quedó lívido, cuando el retrovisor del coche le pasó a pocos centímetros de su cadera, a alta velocidad y sin intenciones de pararse.

Miró a su compañero que en ese momento, y de espaldas a él, hablaba por radio con la central. Este se volvió al oír el ruido acelerado de un motor que pasaba de largo a gran velocidad y sentir que el aire que desplazaba lo zarandeaba ligeramente.

- ¿Qué ha sido eso? ¿Qué te pasa? Interrogó al primero, haciendo las dos preguntas seguidas, al tiempo que se giraba y sin dar tiempo a una respuesta, al observar la lividez y los ojos desorbitados de su compañero. Al tiempo que lo miraba a los ojos, vio sobre el hombro de éste, como un vehículo disminuía de tamaño a lo lejos en la carretera, devorando metros de asfalto de la N-320 bajo los neumáticos.

- ¿No has llegado a verlos? Le preguntó el otro a su vez, a modo de respuesta.

-No. ¿A quiénes tenía que haber visto?

-A los ocupantes de aquél coche. Le respondió el otro número, señalándole el punto lejano en que se había transformado, haciéndose difuso por segundos en la distancia.

- ¿Quiénes eran? O quienes son; vamos.

-No es quienes son, aunque quizás sean por poco tiempo, sino cómo iban. El caso es: ¡Que los dos ocupantes iban dormidos!

Adrián Martín Alonso
Sacedón, Guadalajara
24 de julio de 2011