Mi abuelo murió tal día como ayer en Mathausen (Austria), el 12 de noviembre de 1941. , Literatura

Mi abuelo murió tal día como ayer en Mathausen (Austria), el 12 de noviembre de 1941.
Decir que no hemos necesitado de las instituciones nunca para homenajear a nuestro abuelo, cuyos nietos no le conocimos.
Su propia familia le veló y rogó por él siempre y porque su recuerdo no nos abandonara nunca.
Su propios nietos le rindieron su homenaje póstumo y depositó allí este poema junto con las fotos de la familia que siempre tuvo, que siempre le quiso, que siempre le recordó y le seguirá recordando.
No fuimos todos al acto presencial de llevarle nuestro reconocimiento.
Uno de los nietos más jóvenes se encargó en llevar nuestros recuerdos allí. Otra nieta hizo las foto composiciones; y yo el poema que escribí cuando ya fui capaz de poder hacerlo, pues no siempre se puede. Primero lo tienes que saber, una vez que lo sabes, lo tienes que superar; y llega un día en que sencillamente ya puede nacer.

Me encargué personalmente de tramitar de nuevo su partida de defunción para que quedase constancia de su fallecimiento en España pues no lo tenía inscrito en su pobre partida de nacimiento. Si seríamos pobres que no había en mi tierra palabras ni para inscribir a un nacido en su pueblo en Torremocha del Pinar (Guadalajara). Ni firmas de secretario, ni de juez de paz, ni de testigos. Solo su nombre y apellidos y los nombre de sus padres; escritos quizás con posterioridad pues algo se hace notar en el certificado que no es la misma escritura, o por lo menos así lo aprecio yo.
Fue desolador ver una partida de nacimiento así, tan pobre, cuando yo tengo la responsabilidad de emitir certificados y son completísimos y de mas años de antigüedad que la de mi abuelo.
Me quedé de una pieza cuando tuve su certificado y entonces empecé a tramitar todo para que al menos en su partida de nacimiento tuviese la defunción anotada marginalmente como es lo legal que ocurra.
y no fue fácil pues tuve que escribir a un sitio y a otro, y tardó este proceso unos dos años. Pero ya está convenientemente anotado después de tanto pedirlo y todos los datos en nuestro poder como legítimos herederos que somos.
Y gracias a que vive mi padre, el único hijo de ANTONIO BENITO GARCÍA HOMBRADOS, porque si no para este "sencillo "trámite, además hubieramos necesitado un poder notarial. Gracias a Dios mi padre, que tanto sufrió por mi abuelo y por él mismo, vive todavía.
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A MI ABUELO ANTONIO BENITO,
que no conocí

Ha florecido en mi jardín
Una especial rosa,
rosa fría de invierno.
Una tibia rosa te ofrezco;
a los pies de tu tumba, la dejo
Desde tu patria chica,
desde tu pueblo.

No tenía palabras, sino lágrimas
que derramo en tu recuerdo,
mi querido abuelo.
Nunca te tuve a mi lado,
nunca supe tu lecho:
muy lejano en espacio y tiempo.
Cuando supe tu destino,
mi mano no pudo escribir
por ti, un solo párrafo.
Lloré y sufrí sin consuelo,
en muchos años.
¡Oh Dios mío!
¿Cómo pudo un asesino
Cortar la risa, el habla, la vida
de tantos seres,
por su distinta raza,
o sus profundas ideas;
sólo por el tono de la piel y pelo,
el color de la sangre y la herencia
difundida en los genes?
Grita la humanidad a coro
¡Basta!
Bastaron al asesino
miles, millones de niños,
jóvenes adolescentes y ancianos
para no saciar su hambre.
Ese enemigo mortal
que hizo estallar en mil pedazos
de cruel llanto a la humanidad
diseminando sus penas por el mundo.
En cada corazón puso una espina,
por eso hoy llevamos rosas,
tantas rosas como tumbas,
flores para no olvidar
esas almas tristes y frías.
Ese vacío dejado
en el seno de las familias;
hijos sin padre de por vida;
esposa sin marido,
dolor que penetra
durante varias generaciones
como un legado triste
en el que se impone el no olvido.
Mi legado fue un grito de dolor
tristemente escuchado
en el recuerdo de niña,
mezclado con las campanadas
de ilusiones y fantasía.
Fue un alto en mi camino
que oscureció mi alegría
Y con él mi vida.

Carmen García

ESTA ES UNA ROSA RIOJANA DE SU PUEBLO QUE ES ESPAÑA