LA CHICA DE YESERÍAS.
Tenía 19 años y acabó en la cárcel por hacer de correo de la droga; hoy está libre y rehabilitada y es una estupenda madre.
Muy atrás se quedó su gran prestancia
viviendo rodeada de amargura,
que dieron a su vida de locura
negros tintes con "dosis" de ignorancia.
En cárceles pasó meses de estancia
suplicando que DIOS desde la altura,
supiera que a una pobre críatura
se le ahogaban los sueños de su infancia.
Le costó comprender que la
amistad
no obligaba a pagarle con su vida;
confundió el amor con lealtad.
Y lloró al sentir que siempre olvida
el que sólo regala crueldad,
a cambio de felicidad vivida.