A la entrada dese monte...

A la entrada dese monte
cayó mi rocín conmigo;
veloz corriendo, y yo ciego
por la maleza le sigo.
Tristes voces a una parte,
y a otras míseros gemidos
escucho, que no conozco,
porque llegan mal distintos.
Dos necesidades son
las que apellidan a gritos
mi valor; y, pues, iguales
a mi parecer han sido,
y uno es hombre, otro mujer
a seguir ésta me animo;
que así obedezco a mi padre
en dos cosas que me dijo;
"Reñir con buena ocasión,
y honrar la mujer", pues miro
que así honro las mujeres,
y con buena ocasión riño.

JUAN: LA VIDA ES SUEÑO.