DESDE MADRID A COLLIURE, FRANCIA. A LA TUMBA DE MACHADO....

DESDE MADRID A COLLIURE, FRANCIA. A LA TUMBA DE MACHADO.
Aquel camino era largo, para llegar en un día, pero la fuerza y la mente su misión la compartían. Eran tiempos de recuerdos, completos de sintonía, donde muchos hombres cuerdos, se llenaron de alegría. En el camino de Francia no buscaban la porfía, sabían que la distancia era un lugar de armonía. Una ciudad visitada con una tumba querida, en su centro está guardada cómo una fiel compañía. Colliure tiene de nombre y es una senda elegida, donde muchos españoles perdieron allí su vida. Los recuerdos siguen vivos mirando al Mediterráneo, sus murallas son motivos de su mundo subterráneo. Viñedos en sus entornos, pinares que son erguidos, el pueblo tiene contornos de pasados reprimidos. Colliure guarda sus huellas de exiliados convencidos, es un lugar con estrellas para los pueblos vencidos. Machado notó su muerte en aquel tiempo afligido, de nada vale la suerte si el corazón vive herido. Sombras llenas de lamentos en tiempos comprometidos, donde muchos sufrimientos nunca fueron elegidos. Desde Madrid a Colliure, existen muchos caminos, cuando la mente discurre hay sendas de viejos signos. Mirando al Mediterráneo sí hoy quisieras navegar, no te sentirás foráneo en ese bonito mar. Por los caminos de tierra imposibles de olvidar, te recordaran la guerra que casi fue universal. Cuantos españoles muertos con la guerra al terminar, fueron momentos inciertos que nadie quiere anotar. Las sombras de aquel pasado son caminos hacia el mar, Machado dejó marcados sus versos de soledad. Por la vieja carretera que va rondándole al mar, puedes pasar la frontera con mucha tranquilidad. Que no te asuste el camino sí quisieras hoy llegar, escucharas algún trino que no debes contestar. Los caminos son más fuertes cuando los puedes pisar, y se vuelven más inertes sí los quieren controlar. No quieras pisar fronteras, ni tener que claudicar, ni pasar ciertas barreras que te quieren anular. Existen muchos caminos completos de libertad, sin temer los desatinos de quien te quiera amargar. Machado vive en la gente con ecos de su cantar,
que le llevamos presente con versos de dignidad. No pueden poner barreras, para allí poder llegar, en Francia no ves fronteras que te quisieran plegar. Los años se van pasando y hay quien les quiere aumentar, sus sueños van desplegando para podernos frenar. Los caminos de la vida nadie los quiere olvidar, alguna senda perdida a veces te hace llorar. El fanatismo les ciega y su misión es fatal, cuando la mente se pliega nada parece hoy normal. Que no te asusten con gritos que quieran todo cambiar, a veces son tristes mitos que quieren manipular. Desde Madrid voy pensando que es buena la libertad, pero me voy asustando cuando la quieren matar. Quiero visitar la tumba de aquel que llego a llorar, sin pisar en la penumbra donde te toque implorar. Sí es necesaria la vuelta marcharé por Portugal, después pisaré en Andorra para poder circular. No me gustan las fronteras que anulan la libertad, ni quiero vivir quimeras que solo dan mortandad. Cuando la razón se crece sin gritos para anular, parece que prevalece el canto a la libertad. Machado dejó sus versos, repletos de claridad, y no quiso pueblos presos viviendo en la falsedad. Para visitar su tumba hoy no quisiera dudar, al sentir voces absurdas que yo no quiero escuchar. Los caminos de leyendas son destinos de guardar, donde los hombres se enredan entre signos de moral. Colliure tierra de exilio, y que bonito es caminar, recordando aquel destino que Machado fue a encontrar. Que no nos cuenten mentiras ni nos quieran engañar, que los pueblos sí suspiran pueden llegar a llorar. Cuando se cruzan caminos de rara incredulidad, no existen cantos divinos con tanta fatalidad. Las mentiras quedan rotas rellenas de falsedad, luego vendrán las derrotas que eliminan vanidad.
G X Cantalapiedra.