El doctor Luis Montes (Salamanca, 1949), presidente...

EL OJO IZQUIERDO
En recuerdo de Luis Montes
De las ignmomias de la odiosa presidencia de Esperanza Aguirre y sus secuaces, quizá sea la más denigrante aquella basura de cargar sobre los hombros de un hombre bueno la muerte de decenas de enfermos

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Estábamos inmersos en la satanización de los sindicatos por su presencia en la manifestación catalana del pasado domingo, cuando Albert Rivera ha decidido salir del armario y nos ha contado a todos los españoles que militaba en UGT - ¡un sindicato socialista, un nido de rojos!- desde 2002. La vida nos da sorpresas, sorpresas nos da la vida. Pretendíamos explicar por qué esa presencia sindical del domingo, tan denigrada, no nos parecía ni mucho menos aberrante, que siempre es buena la transversalidad, cuando hemos conocido la muerte del doctor Luis Montes. De las muchas ignominias que han jalonado la odiosa presidencia de Esperanza Aguirre y sus secuaces, quizá sea la más denigrante aquella basura de cargar sobre los hombros de un hombre bueno la muerte de decenas de enfermos. El entonces consejero de Sanidad, Manuel Lamela, hoy engordando la cuenta corriente en la sanidad privada, tuvo la desfachatez de no dimitir de cualquier cargo que tuviese como tampoco se postró de rodillas para pedir perdón por sus muchos pecados cuando la justicia dio la razón a Montes y concluyó que su actuación médica –y humana- había sido impecable. Pero aquel inicio de una muerte digna para quienes más sufrían tuvo que aguantar los envites de unos políticos y una clase médica fanatizada por la religión, todos ellos amparados por la gran lideresa. ¡Cuánto daño causaron sin castigo alguno!

Saludos.

Por lo que recuerdo del citado doctor, es que administraba la eutanasia a discreción, sin consultar a los familiares.

Por lo visto Rosalí ese Dr. Era al que Esperancita, Lamela y sus secuaces calumniaron, vilipendiaron, al que hicieron la vida imposible, le arrebataron su vida conseguida con mucho esfuerzo.
Los españoles seguimos siendo así, enseguida desprestigiamos y jorobamos la vida de los demás sin hacer luego seguimiento de lo que pasa a continuación. Somos muy dados a creer lo que nos conviene en este caso guiados nada más por nuestros afines en política.
Este hombre sacrificado politicamente fue juzgado, nada más y nada menos por cuatrocientos casos que La Sra Esperanza, tan pulcra y tan buena sacó de los historiales médicos a su conveniencia. Toda España se enteró del escándalo y de la matanza tan grande que se le atribuía pero por lo visto nadie se enteró del resultado del juicio que fue totalmente absolutorio.
Su vida y su profesionalidad se la quitaron y nadie se la ha restituido. La misma Esperanza dijo que si los Tribunales le absolcían le devolvería el cargo, pero si te he visto no me acuerdo.
Una vergüenza nacional y un hombre bueno que ha muerto sin que le devuelvan su integridad.
Siento Rosalí que es muy injusto lo que acabo de leer en tu escrito. Esto no es màs que la consecuencia de creer a pies juntillas a los políticos afines, pero da mucha pena lo que pasa en este país.
Saludos.

El doctor Luis Montes (Salamanca, 1949), presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), acusado y posteriormente absuelto, en 2007, de causar la muerte mediante sedaciones terminales irregulares a 400 enfermos del Hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid), ha fallecido este jueves a los 69 años, según ha confirmado fuentes de la asociación. La muerte se ha producido de forma inesperada cuando se desplazaba a un acto vinculado con la asociación, en la que se había volcado durante los últimos años.

Montes, cuya especialización era la de anestesista aunque en Leganés ejercía de jefe del servicio de urgencias, acabó siendo la cabeza visible de un grupo de facultativos del que también formaban parte el ginecólogo Javier Martínez Salmeán, el internista Frutos del Nogal y el otorrino Carlos Barra, entre otros. Todos ellos coparon cargos de responsabilidad en el Severo Ochoa y el Hospital de Móstoles tras una larga trayectoria en el sur de la Comunidad de Madrid, donde lucharon por imprimir a la práctica de la medicina un marcado carácter progresista y de servicio público.

Un ejemplo es su firme oposición a intentos privatizadores de la sanidad de los Gobiernos del PP. Otro, que se remonta a los años 80, fue su apuesta porque fueran los hospitales públicos los que asumieran la realización de abortos, práctica entonces no siempre accesible para quien la necesitaba y siempre relegada a clínicas privadas. Desde los pasillos de urgencias de Leganés, Montes decidió en sus últimos años en ejercicio poner fin a lo que, en sus propias palabras, era una de “las grandes cuentas pendientes de la sanidad pública: la muerte digna”. “La gente sufría y agonizaba durante horas y días sin otra razón que los prejuicios y la ineptitud de muchos facultativos”, solía afirmar.

Esta actitud disgustó a algunos médicos del Severo Ochoa y a los sectores más conservadores del PP madrileño, lo que acabó provocando uno de los mayores escándalos ocurridos en la sanidad pública española durante las últimas décadas. Tras recibir una denuncia anónima, y sin contar con informe o prueba alguna que sustentara la gravedad de las acusaciones, el entonces consejero de Sanidad de Madrid, Manuel Lamela (PP), purgó a Montes y sus aliados en el Severo Ochoa y puso en marcha una auténtica cacería de brujas contra los facultativos, a los que llegó a acusar implícitamente de decenas de muertes por sedaciones ilegales.

Lamela, en todo momento apoyado por la presidenta regional Esperanza Aguirre, hizo todo lo posible para sustentar las acusaciones. Creó comisiones para que elaboraran informes ad hoc, juego al que se prestaron algunas de las más destacadas figuras médicas de la Comunidad de Madrid. Y adoptó cuanta decisión administrativa fue necesaria para lograr que ni Montes, ni su equipo ni quienes salieron en su defensa volvieran a ocupar cargo de responsabilidad alguno.
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OJALÁ, hubiera muchos doctores así, pero la buena gente siempre termina " engullida" por los intereses económicos. Yo pido un Luis Montes para mi si me toca esa difícil situación irreversible.