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El Ayuntamiento desmantela un proyecto vecinal para combatir la soledad
El Consistorio cancela un plan comunitario para prevenir el problema impulsado por la anterior Administración y gestionado por la cooperativa Tangente

JULIA F. CADENAS
Madrid 14 ENE 2020 - 23:46 CET
Ena Velasco no quiere sentirse sola. Nació en Ventilla hace 63 años, tiene una hija a la que ve una vez al año —“así no hace daño”— y un marido con el que no comparte demasiadas cosas: “Una relación correcta”, describe. Se siente joven, tiene ganas de reírse y de vivir, pero nadie con quien hacerlo. A veces, cuando encontraba a alguien sentado en un banco de la calle, buscaba su compañía y su conversación. “Señora, ¿usted a mí de qué me conoce?”, le contestaban algunos. Decidió buscar remedio. Acudió a su asistente social: “Estoy aquí porque me siento muy sola”. En cuestión de semanas, se vio rodeada por una red de vecinos y ahora, cuenta divertida, su WhatsApp no deja de sonar.

Este éxito se debe, en parte, a la cooperativa Tangente, que hace dos años comenzó a gestionar un proyecto piloto de Madrid Salud, organismo dependiente del Ayuntamiento, en Almenara (distrito de Tetuán) y en Trafalgar (Chamberí). La finalidad: crear una red de apoyo comunitario que facilitase la detección y el apoyo en la lucha contra la soledad no deseada. Para ello, promovían actividades en el barrio que potenciasen el sentido de arraigo y de comunidad. El pasado 31 de diciembre, cuando los primeros resultados comenzaban a notarse, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, desmanteló el programa y no prorrogó su contrato, que contaba con una inversión de 450.000 euros para dos años. Ena y cientos de personas como ella se quedarán, de nuevo, solos.

Es el caso de Angelines Obiols, de 81 años, que, tras vivir toda su vida por la Casa de Campo, se trasladó a la plaza de Castilla (Ventilla) cuando murió su madre y sus hijos se independizaron. “Fue un cambio tan brusco… No conocía a nadie en este barrio y me deprimí mucho”. Buscando cosas para hacer, dio con este proyecto y su vida cambió. Iba a clases de gimnasia, de mindfullness, a tertulias de cine, daba largos paseos por el barrio... Gracias a Tangente, Ángeles descubrió que hay mucha gente sola en los barrios —“mucha más de las que me imaginaba”— que necesitan ayuda para dar el primer paso y encontrarse.

LAS CIFRAS DE LA SOLEDAD
Según el diagnóstico sobre el problema de la soledad que elaboró Madrid Salud en el 2017, el 9,3% de los madrileños mayores de 18 años se encuentra solos, unas 240.000 personas. “Partimos de la premisa de que cualquier persona, en cualquier momento de su vida le va a atravesar el sentimiento de soledad”, explica Daniel Gómez, psicólogo en Tangente. “La soledad es una responsabilidad social, y hay que abordarla así”, añade.

En definitiva, ese era el objetivo de los 11 trabajadores de Tangente. El proyecto piloto estaba enmarcado dentro del plan Madrid ciudad de los cuidados que inauguró la exalcaldesa Manuela Carmena para impulsar programas en varios barrios de la capital, con la finalidad de crear comunidad. Según Sandra Candelas, coordinadora del proyecto que gestiona Tangente, “los dos primeros años sirven para establecer redes vecinales, de comerciantes y profesionales, y al mismo tiempo para sensibilizar en el barrio sobre la problemática”. Lo novedoso del programa era que se dirigía a personas mayores de 18 años, y no solo a jubilados, lo que incrementa la dificultad para comparar sus resultados con otros proyectos que ya existen porque se enfocan solo en la población más mayor.

“Está planteado así porque una de las características de Madrid Salud es la aplicación de los principios de diversidad e igualdad de oportunidades al trabajo de salud comunitaria. Hemos tratado a gente migrante, a mujeres víctimas de violencia machista, catedráticos recién jubilados, jóvenes… Un perfil muy diverso”, explica Candelas. Lo interesante de estos dos años, según Tangente, es que han podido llegar a mucha gente sola que no estaba siendo atendida. “Sería un retroceso volver a enfocar la soledad como un problema que solo afecta a los mayores”, añade Candelas.

Ejemplo de la diversidad del proyecto es el caso de Ángeles Jiménez, de 48 años, víctima de violencia de género. Tras mudarse a Madrid porque “buscaba protección”, acudió a los servicios sociales y la derivaron a Tangente. “Pensaron que su proyecto era perfecto para mí, y no se equivocaban”, cuenta. Además de las actividades gratuitas del proyecto —“me han permitido olvidar muchos momentos malos y no estar todo el día pensando en lo mismo”—, su tabla de salvación fue el grupo de voluntarios organizado por Tangente para acompañar a los vecinos. “Íbamos al cine, a pasear, a tomar un café... También me sentía más segura con ellos porque iban conmigo a zonas donde estoy localizable”, explica esta vecina de Chamberí que ahora duda de si volverá a encontrar un proyecto semejante.

A pesar de los relatos de éxito del plan, el Consistorio achaca la cancelación al bajo número de personas atendidas. “Se puso en marcha en 2017 con el objetivo de prestar apoyo a unos 17.000 ciudadanos en dos barrios y en 2018 iniciaron el itinerario de atención 43 personas, concluyéndolo 7”, justifican fuentes del Área de Seguridad y Emergencias, de quien depende Madrid Salud.
Carlos López, experto en evaluación social que ha trabajado para Tangente, explica que la finalidad del proyecto no era llegar a un número determinado de personas, sino “implicar a los barrios de Trafalgar y Almenara en la lucha contra la soledad y generar un cambio de dinámicas”. La coordinación de Tangente añade que, para asegurar la detección y prevención de los casos de soledad, realizaron más de 145 actividades, con un total de 2.344 participantes, más de 785 talleres de formación a los que acudieron 856 asistentes.

Para la oposición, el desmantelamiento de esta medida se enmarca en el intento del actual Ayuntamiento de borrar el “legado Carmena”: cualquier iniciativa impulsada por la exalcaldesa tanto de carácter vecinal como social. “No existe otro centro en Madrid con estos recursos”, lamenta Ángeles Jiménez, que reconoce que no sabe si va a encontrar el apoyo que estaba recibiendo hasta ahora en otra política pública. “No solo se sienten solos y aislados los ancianos”, agrega. Ena Velasco es más afortunada: su móvil seguirá sonando. “Las dos psicólogas de Tangente que me trataban me han dado pautas”. Por su parte, Angelines Obiols guarda, “como oro en paño”, al grupo de amigas que ha hecho en las tertulias de cine. “Seguiremos yendo a los Verdi por la mañana y por la tarde a una cafetería para comentar la peli”.

ALMEIDA, LAS AUDITORÍAS Y LOS “CASOS SANGRANTES”
A cambio de desmantelar el plan contra la soledad no deseada de Carmena, el Ayuntamiento asegura que este año desarrollará un “gran proyecto contra la soledad no deseada de los mayores”. Este plan implicará al Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social y al de Seguridad y Emergencias, pero no se sabe nada más del alcance de la política.

Almeida, durante la campaña electoral, anunció que auditaría algunos contratos municipales realizados por el equipo de la exalcaldesa Carmena. “Habrá una auditoría de los contratos y convenios del Ayuntamiento con el entorno de Carmena”, dijo en un acto. El alcalde cifró en “más de 24 millones de euros” el monto de estos contratos y reseñó algunos “casos especialmente sangrantes”. En estos últimos incluyó a Tangente, que, en palabras del alcalde, había recibido “más de 3,5 millones”. La dotación real por el proyecto contra la soledad era de 225.000 euros al año durante dos años, prorrogable a otros dos más. “Hace un año casi nadie sabía qué era la soledad no deseada, ni existían proyectos similares”, lamentan los profesionales de Tangente, que trabajan en la elaboración de una memoria que plasme lo aprendido en estos dos años de trabajo.
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