..... Madrid no sufrió iguales perjuicios de los sucesores...

..... En el siglo XV, la Villa tenía un clima templado de "buenos aires y cielo", cuando las encinas, los pinos, los castaños, los avellanos, los madroños, quebraban los vientos serranos durante el invierno, y refresca an la atmósfera durante el verano. Cortando y talando, después de quitar a la Villa su campiña, sus aguas, sus alimentos, se la despojó de sus condiciones sanitarias.

... Mamles, que no beneficios, vinieron a la Villa de Madrid en la herencia de Felipe II; él no comprendía las necesidades de una capital, a la que con una sola señal suya elevaba o hundía una existencia, nada más le bastaba su aposento o celda, sin ocuparse para nada de la vida civil de sus vasallos.
Nunca cuidó de enmendar los defectos de la Villa, ni trazó calles anchas y rectas, sólo aprovechó la inteligencia de Juan de Herrera para levantar el Puente de Segovia, para su cómodo paso hacia la Casa de Campo y el Escorial, no construyó más edificios que el que necesitaba el servicio de sus caballerizas, no levanto nada más que 17 monasterios, todos muy grandes, pero de tosca mampostería, sembrados aqui6 y allá sin orden ni concierto. Él, que no admitía consejos, siendo la única opinión la suya, huyó siempre de la idea de formar en Madrid una Capital, haciéndola solamente como apeadero. Aquí en Madrid no quiso nada más que construir templos de cascote, y sin embargo fue a elegir su palacio-sepulcro en las laderas de Guadarrama, en el que empleó cuatrocientos millones de ducados.
No muy conforme de haber privado a la Corte de sus ventajas naturales, sin más recompensa que los inconvenientes de haber poblado una Corte errante, muy aventurera y corrompida. Tuvo una vida de prestado y raquítica, que también se retrata en el lento y artificial desarrollo que ha tenido Madrid desde que vino la Corte. Permitió que a calles y plazas se arrojarán animales muertos, el estiércol, las aguas fecales y todas las inmundicias, creando una atmósfera fatal para la salud de todos los madrileños.

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..... Madrid no sufrió iguales perjuicios de los sucesores de Felipe II, ya que poco les habían dejado de perder.
Las riquezas y el poderío de la dinastía austriaca, que alcanzó un poderío colosal, nada hizo en la capital más que crear nuevos obstáculos a las reformas que exigía.
Felipe II derrochó un tesoro en levantar un monasterio en El Escorial. A Felipe III le dió por el juego y la pelota y de los naipes, que con la reina, todas las noches, se cruzaban hasta cien mil ducados.
Felipe IV disipó riquezas de su propio Palacio y de lugares sagrados, que con Olivares y Luis de Haro llegaron a vender las municiones de las plazas.
Felipe V gasto otro inmenso caudal en formar unos jardines, remedos de los de Versalles. Y ya, a finales del siglo XVIII, Carlos III comenzó a edificar y realizar buenas mejoras en la Corte.
Y estos fueron los beneficios que obtuvo la Villa al trasladarla a Corte, y sumando los escándalos que se daban continuamente, allí donde debía cundir el ejemplo. La ostentación que públicamente hizo Villamediana de sus amores con la reina Isabel. El descaro con que Valenzuela pregonó sus relaciones con la reina gobernadora y toda la larga serie de hechos vergonzosos que se sucedieron hasta María Luisa y Godoy.
El duque de Lerma arrancó con la corrupción y el cohecho.
Se empezaron a dar los empleos públicos a cambio de servicios personales, hasta tal punto llegó el pluriempleo que se hizo que nadie cobrará más de un salario. Así dimanaba la codicia y se gobernó el reino desde Lerma, que se enriqueció con los despojos de los moriscos, y que hizo de la Administración un mercado, del que solo en dádivas adquirieron cuarenta y cuatro millones de ducados, lo bastante para sostener un ejército.

Seguirá
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Cuanto disipa Sánchez, con tantos Ministerios, viajes sin sentido, con medios aéreos y subvenciones a los secesionistas?
.... Los destinos públicos se obtenían sin consultar si eran aptos para el cometido, porque nadie pensaba el servir a la patria sino en servirse a si mismo para sus beneficios. Fueron apareciendo títulos en personas de oscuro origen, que se veían repentinamente en el cuadro de los grandes. La inmoralidad se extendía en todas las direcciones. Madrid rebasaba los límites de riñas, robos y asesinatos. Se violaban conventos, se robaba en las iglesias. Cuando a los soldados les mandaban a campaña, despertaban, ... (ver texto completo)