ESPAÑA, CAMISA BLANCA....

ESPAÑA, CAMISA BLANCA.

Borja Carabante: «Con Carmena se envenenó más el aire»

Es economista y el delegado de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid.

Salvador Sostres.

Actualizado:

02/08/2019 01:12h.

Según la izquierda usted quiere intoxicarnos y matarnos.

—La izquierda convierte sus opiniones en dogmas y al final cualquier discrepancia es fascista. Madrid Central ha sido un fracaso. No sólo no ha mejorado la calidad del aire sino que con los datos en la mano podemos decir que en los años de Carmena como alcaldesa, la calidad del aire ha empeorado. Con ella, se envenenó más el aire.

—Carmena, más que los coches, quería prohibir a los que usan el coche.

—Nosotros nos planteamos hacer más y mejor. Las calderas de gasoil y de carbón contaminan una barbaridad y hay que ayudar a los vecinos que aún las tienen a cambiarlas. Además, hay que trabajar en toda la ciudad y no sólo en el centro. En el anillo de la M-30 es donde más vehículos circulan.

— ¿Cuál es la solución?

—Carmena quiso prohibir los vehículos y a sus propietarios. Nosotros pensamos que tenemos que restringir la circulación de los vehículos más contaminantes y que hay que ayudar a sus propietarios a poder hacerlo. No podemos cargar en el ciudadano todo el peso de la lucha medioambiental.

—Incentivar, prohibir.

—La sostenibilidad depende de un espectro más amplio que la calidad del aire. Hay que tener en cuenta los importantísimos factores socioeconómicos si queremos hacerla posible. La izquierda se apropia de cualquier idea para lanzarla contra la derecha. El centro derecha aprovecha la realidad para llevar a cabo las buenas ideas.

—Bueno, ya no quiere matarnos.

—La calidad del aire ha de ser compatible con la movilidad y la prosperidad.

—Le han llamado negacionista.

—Sí, pero cuando analizamos los datos nos damos cuenta de que con Carmena la calidad del aire ha empeorado respecto de los años de Ana Botella. La izquierda agita las banderas y nosotros mejoramos la realidad. A veces es un poco frustrante.

—Ha hablado usted de movilidad.

—Y de micromovilidad. Madrid es un ejemplo de ciudad con el coche compartido, el Metro, el patinete eléctrico. Pero hay que ordenarlo para que no pase que hay patinetes tirados en las aceras y abuelos que no pueden pasar. El modelo es la intermovilidad: y que un mismo trayecto pueda realizarse en varios de estos transportes.

—También le ha insultado Colau.

— ¡Ahora resulta que la contaminación de Barcelona es culpa de Almeida! Los índices de contaminación de Barcelona son igual que los de Madrid.

—Ada Colau quiere cobrar un peaje para entrar a la ciudad.

—Hay dos opciones: o cobrar este peaje o restringir la circulación, sobre todo de los vehículos más contaminantes.

—La moratoria. ¡Otra vez quiere usted matarnos!

—La moratoria era de una semana y sólo pretendía informar correctamente al conductor ordenar el caos que nos había dejado Manuela Carmena, que no multaba a nadie. Hizo una moratoria encubierta de 4 meses (de noviembre a marzo). Sólo multaba, una vez al mes, a los coches sin etiqueta: el 10%. A los coches B y C, el 85%, nunca los multó.

—Si fuera de izquierdas no le criticarían nada.

—A Carmena no le dijeron nada y su moratoria encubierta de 4 meses fue un escándalo. A nostros por una semana nos han llevado a los tribunales y nos han organizado manifestaciones con sus piquetes incorporados.

—Madrid Central era propaganda.

—Hay que trabajar en todos los frentes y todas las partes de la ciudad. La contaminación no va por barrios. En Madrid entran cada día 500.000 coches. No vienen a molestar, vienen a trabajar. Y hay que incentivar a los conductores para que les salga más a cuenta dejar el coche en casa que tomarlo. Bien: Carmena no ha construido ni un solo aparcamiento disuasorio.

— ¿Cuál será su legado?

—Un plan alternativo, global e integral. Hacer más y hacerlo mejor. Una ciudad limpia y cuidada, para los madrileños y para los turistas.

— ¿Qué recibió de Carmena?

—Una malísima gestión, una lamentable ejecución de las inversiones y un gasto disparado. Sólo en la primera mitad de 2019 gastó 400 millones por encima del límite de gasto.

—El fin del mundo se vende hoy en el supermercado.

—Tenemos un problema, pero la izquierda no puede acusarnos de arreglar lo que ellos estropearon, o no supieron hacer mejor.