Buenas tardes a todos: Hace mucho que no ando por aquí pero os leo y admiro a vuestras mascotas. Ya presenté a mis felinos, madre e hijo, pero hoy no hablaré de ellos, sino de una historia que tiene que ver con siete gatos que descubrí en uno de mis paseos matinales por el campo. Dicha historia es muy poco grata para mi, amante de los animales, y que por desgracia me sucedió hace algún tiempo. En ese recorrido, cierto día y al pasar por una casita de labor, en el campo, me salieron a recibir los ya mencionados gatos. Me alegré al verlos pero también me percaté de un cierto abandono por parte de su dueño. Tenían hambre, cosa que se traslucía en sus cuerpecillos. A partir de ese día les llevé comida cada día. Ellos salían a un buen trecho del camino a recibirme. Yo me sentía feliz viendo como cambiaba el aspecto del grupo. Hiciera frío o calor esa era una tarea que me impuse a lo largo de muchos meses por el amor y el respeto que siento por los animales. Pero un buen día, llegué y no salieron como siempre a medio camino, no estaban, y en su puesto se encontraba un perro pastor alemán que me recibió enseñándome los dientes y con fuertes ladridos en actitud amenazante y fiera. Me volví a casa desconsolada y sin parar de pensar el por qué de aquel cambio. Al otro día me propuse averiguarlo. Llegué a la casa y esperé al dueño, le abordé y, ¿saben ustedes lo que me dijo entre otras cosas sin sentido? Que el perro lo había llevado precisamente para que los ahuyentara porque estaba hasta las narices de ellos. Me fui sin decir adiós.

No sé vuestra opinión pero la mía de tan fea me la reservo, y acabo por dar la razón a un dicho de mi marido que empleaba para definir la mala actuación de los hombres: "El peor y más peligroso de los animales, es el hombre".

En la foto me vereis dándoles de comer, es el único recuerdo que tengo de ellos y que me hizo mi hermano un día acompañándome para conocerlos.

Un abrazo.

Yosefín