LA UTILIDAD DE LOS LADRILLOS.

Todo llegó con los ladrillos, uno sobre otro. Se empezó a caer el indispensable y todo se fue cayendo como cartas de naipes. A nada que se mueve una descontrola a las demás.
Eso visto así puede ser bonito pero que se vaya desmantelando la economía a ojos vistas, que los que se han llevado la pasta sigan poniendo el cazo... Es que no cuadra por ningún lado.
¿Qué nos quedará por hacer a los que no tenemos la culpa del desaguisado y tenemos que pagarlo.
A lo mejor ampararnos en el ladrillo y meter lo poco que nos queda bajo el ladrillo que fue el causante de tanto desastre.

¿Pero los ladrillos tenían vida propia y no se podían esquivar los pasos, nadie los controlaba, iban donde querían? Yo creo que los ladrillos no tienen vida propia sino que alguien se la da o se la quita a conveniencia, con el consentimiento de causa.
Pero no se han pedido responsabilidades. Y a cualquiera de nosotros que hubiésemos tenido el ladrillo en nuestras manos, si nos hubieran hecho pagar. De hecho, hacer la prueba. Coged un ladrillo con agujeros, meterlo al río y enseguida se llenará de cangrejos. Sacadlo y que no os pillen porque si no ya lo creo que pagaréis lo que el ladrillo os ha generado: los cangrejos de río. Nosotros pagamos siempre pero hay quien se fue de rositas, sin pagar y queriendo que sus actos los paguen los demás. Y hacemos piña con esa idea, que es lo malo. Yo creo que cada cual aguante su vela, y desmantele a los culpables, estén donde estén. Por el bien de todos.