Angels Barceló
Lo que pasó ayer por la tarde en el Congreso de los Diputados, debería servir de una vez para todas, para tomar conciencia de lo que representa la presencia de la ultraderecha en las Instituciones. Fue la explicación de por qué en muchos paises democráticos se la aísla y rechaza. Los pactos con ella, lo que vox protagonizó en la Cámara, fue la viva imagen de la indignidad y de la indecencia. La imagen de la violencia política llevada al máximo extremo de la diputada de la ultraderecha Carla Toscano a la ministra de Igualdad Irene Montero, son inaceptables en una democracia como la nuestra. No fue un exabrupto, ni un insulto aislado. Lo que pasó ayer, cruza ya una línea roja, amenaza la esencia de la democracia y pone en peligro la convivencia.
Los ataques personales en explícita alusión a la pareja de la ministra, forman parte de una estrategia, que tiene por objetivo, dinamitar los marcos democráticos imprescindibles en el país. Insultos personales, negación de la violencia de género que se convierte en una manera de ejercerla, y todo esto, aplaudido a rabiar por la bancada ultraderechista.
La diana de una ministra, mujer al frente de un ministerio que ellos consideran chiringuito, y que defiende las leyes que quieren hacer más segura nuestra vida, la vida de las mujeres; todos los ingredientes para que ahora el machismo y el talante antidemocrático de la ultraderecha, que aquí en España, se ha permitido que ocupe sillones gubernamentales en alguna Comunidad Autónoma.
Lo de ayer, debería ser un punto de inflexión.
Es verdad que todas las fuerzas políticas han condenado lo que pasó, pero se debe ser del todo explicito en defensa de la democracia, en remarcar esas líneas rojas que la ultraderecha no tiene como hemos comprobado ningún pudor en sobrepasar, porque no estamos hablando de un calentón dialéctico en un momento de fragor parlamentario. Lo de ayer es extremadamente grave, y pasó en el Congreso de los Diputados, ese lugar tan solemne donde reside la soberanía popular.
Si no se respetan las Instituciones, si no se respetan los representantes de los ciudadanos que no piensen como ellos, que no tienen cabida en el país que a ellos los gustaría. Lo de ayer debería hacer saltar todas las alarmas.
Lo que pasó ayer por la tarde en el Congreso de los Diputados, debería servir de una vez para todas, para tomar conciencia de lo que representa la presencia de la ultraderecha en las Instituciones. Fue la explicación de por qué en muchos paises democráticos se la aísla y rechaza. Los pactos con ella, lo que vox protagonizó en la Cámara, fue la viva imagen de la indignidad y de la indecencia. La imagen de la violencia política llevada al máximo extremo de la diputada de la ultraderecha Carla Toscano a la ministra de Igualdad Irene Montero, son inaceptables en una democracia como la nuestra. No fue un exabrupto, ni un insulto aislado. Lo que pasó ayer, cruza ya una línea roja, amenaza la esencia de la democracia y pone en peligro la convivencia.
Los ataques personales en explícita alusión a la pareja de la ministra, forman parte de una estrategia, que tiene por objetivo, dinamitar los marcos democráticos imprescindibles en el país. Insultos personales, negación de la violencia de género que se convierte en una manera de ejercerla, y todo esto, aplaudido a rabiar por la bancada ultraderechista.
La diana de una ministra, mujer al frente de un ministerio que ellos consideran chiringuito, y que defiende las leyes que quieren hacer más segura nuestra vida, la vida de las mujeres; todos los ingredientes para que ahora el machismo y el talante antidemocrático de la ultraderecha, que aquí en España, se ha permitido que ocupe sillones gubernamentales en alguna Comunidad Autónoma.
Lo de ayer, debería ser un punto de inflexión.
Es verdad que todas las fuerzas políticas han condenado lo que pasó, pero se debe ser del todo explicito en defensa de la democracia, en remarcar esas líneas rojas que la ultraderecha no tiene como hemos comprobado ningún pudor en sobrepasar, porque no estamos hablando de un calentón dialéctico en un momento de fragor parlamentario. Lo de ayer es extremadamente grave, y pasó en el Congreso de los Diputados, ese lugar tan solemne donde reside la soberanía popular.
Si no se respetan las Instituciones, si no se respetan los representantes de los ciudadanos que no piensen como ellos, que no tienen cabida en el país que a ellos los gustaría. Lo de ayer debería hacer saltar todas las alarmas.
Dile a la Ángeles que menos cuento, mucho peor es lo que tenemos que estar soportando de este indecente Gobierno de traidores, ocurre que cuando no os interesa las verdades os sentéis muy ofendiditos, ¡hala ya y dejaros de cuentos chinos!
Está la izquierda y la extrema izquierda para dar lecciones de nada.
Está la izquierda y la extrema izquierda para dar lecciones de nada.
De educación democrática a vox a usted les da lecciones cualquier niño de párvulos.
Y deje de dirigirse a mi.
Y deje de dirigirse a mi.