¡Es la democracia, estúpido!...

¡Es la democracia, estúpido!

Como dijo Maura «es menester oponer a las izquierdas todas las derechas y traerlas con plenitud de sus fuerzas sociales a la vida y a la influencia en el Estado»

Ramón Pérez-Maura.

Actualizado:

16/01/2019 00:09h.

Bill Clinton, aquel adalid de la progresía internacional y valedor político de Hillary Clinton, la fracasada contendiente de Donald Trump, ganó la Presidencia de los Estados Unidos a George Bush padre en 1992 espetando en los debates electorales el lema «It’s the economy, stupid!». El Bush que presidió Estados Unidos durante la caída del Muro de Berlín y la implosión del Imperio Soviético, el ganador de la guerra del Golfo con la que se liberó Kuwait, el que derrocó al dictador Noriega en Panamá perdió las elecciones tras un solo mandato porque no se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo más cerca de su despacho. Perdió el contacto con la realidad.

Ayer asistimos a unos hechos de enorme gravedad en Sevilla. Esta izquierda española que se dice tan antinorteamericana, en realidad sólo es anti los que no son de los suyos. Porque lo primero que ha hecho el PSOE -el de Díaz y el de Sánchez por igual- ha sido convocar dos manifestaciones en Sevilla ayer, mañana y tarde, contra el resultado de las elecciones. Exactamente lo mismo que hizo la izquierda norteamericana al día siguiente de la victoria de Trump contra Hillary Clinton. ¿Hay algo más antidemocrático -«fascista» como dicen ellos, no yo- que manifestarse contra el resultado de unas elecciones? Esta izquierda española -y la de muchas otras latitudes- no cree en la democracia. Porque la democracia sólo les vale cuando ganan los que ellos quieren. O, como mucho, los que no les disgustan demasiado.

Mas la cosa es aún peor. Quien ha promovido esta manifestación antidemocrática ha sido el propio PSOE, que no sólo se ha sumado a la convocatoria, sino que repartió hojas volanderas con el anagrama del partido informando del servicio de autobuses para ir a la manifestación. Los manifestantes fueron acarreados por el partido derrotado. Nunca antes vimos al perdedor de una elección organizar una manifestación ante la asamblea que elige a su sucesor para rechazar la nueva mayoría. A este rechazo de la democracia juega la izquierda española que no acepta el auge de una extrema derecha que es mucho más constitucional que la extrema izquierda de podemos.

En estos días el think tank Floridablanca, que puso en marcha Isabel Benjumea años atrás, ha recordado una cita de Antonio Maura, el gran estadista asaeteado por la izquierda española al grito de « ¡Maura no!», sus argumentos no daban para más... «Es menester oponer a las izquierdas todas las derechas y traerlas con plenitud de sus fuerzas sociales a la vida y a la influencia en el Estado», proclamó don Antonio hace más de un siglo. Entonces, como ahora, la izquierda se rebeló. «Hasta el atentado personal está justificado en el caso de Maura». Eso no lo ha dicho Pablo Iglesias (Turrión) en La Sexta. No. Eso lo dijo Pablo Iglesias (Posse) en la tribuna del Congreso de los Diputados. Y los herederos del PSOE de Pablo Iglesias, que llegaron a encarnar una izquierda razonablemente moderada, están en una deriva totalitaria de extremada gravedad. Me gustaría que alguien me diese un ejemplo siquiera remotamente similar de irrespeto de la voluntad popular por parte del Partido Popular. Ni siquiera después de las elecciones de 2004, en las que el PSOE violó las reglas de la democracia violentando la jornada de reflexión y participando en manifestaciones ante las sedes del PP. Pero vivimo en la gran mentira y los enemigos de la democracia reparten carnets de demócratas. El acabose.

Ramón Pérez-Maura.

Articulista de Opinión.