Dramático peaje....

Dramático peaje.

Hay quien cree que la Tierra es redonda y quien cree que los hombres nos violan para mostrar a otros su masculinidad violenta.

Rosa Belmonte.

Actualizado:

05/03/2019 01:01h.

Es guapa y cree en los chemtrails. Raquel Martínez, antigua presentadora del Telediario del fin de semana y ahora del 24 horas, escribió en Twitter que había visto desde («dsd») su coche dos estelas. Que la primera era la de un avión y la segunda la de un chemtrail. «Me llamarán conspiracionista». No sé, es que esa palabra es muy larga. También creen en los chemtrails Chuck Norris y Kylie Jenner. Un 98,7% de los científicos atmosféricos sostiene que son nubes alargadas o estelas de condensación de aviones. No creen que haya un programa secreto para fumigar a la población, para esterilizarla, propagar enfermedades, provocar sequías o modificar el clima. Sin embargo, los antivacunas sí quieren propagar enfermedades.

Tiendo a creer que la tierra es redonda, pero hay mucha gente que no. En el documental La Tierra es plana sale un hatajo de zoquetes armados de fotografías y datos. Muy convencidos de la planicie terráquea. El jefe de los chiflados (hay otro que le disputa el liderazgo) mira a lo lejos los rascacielos de Seattle y dice que si la tierra fuera redonda no los veríamos a tanta distancia porque estarían escondidos. Aquí también sale una señora muy guapa e igualmente escéptica en cuando a la redondez de la Tierra. Van en el coche que ella conduce camino de Houston para ver un museo de la NASA. « ¿Por qué no pones la voz masculina en el GPS?», pregunta él. «Porque odio que los hombres me manden». Y mucho menos le van a mandar creer que la Tierra es redonda.

Me he leído el manifiesto feminista que explica por qué hay que ir a la huelga el 8-M. Me podía haber leído el Manifiesto Comunista y haber acabado antes. Este larguísimo argumentario (palabro) del Movimiento Feminista en España dice cosas como «porque nos violan los hombres que se creen dueños de nuestros cuerpos pretendiendo anularnos como personas, para mostrar a otros hombres su masculinidad dominadora y violenta». Cielos, para mostrar a otros hombres… También esta es buena: «Porque la mayoría de los medios de comunicación realizan un tratamiento amarillista y morboso de los casos de violencia contra las mujeres, sin considerarnos sujetos de derechos…». A los medios les da igual si el sujeto del amarillismo es una mujer. Un niño les viene bien. «Para que las mujeres psiquiatrizadas dejemos de sufrir una doble opresión por mujeres y locas». De esto, lo peor es lo de «psiquiatrizadas». Otra más: «Porque no somos dueñas de nuestros cuerpos, ni de nuestros deseos y se nos niega nuestro derecho a decidir. Ni las mujeres ni la tierra somos territorio de conquista». Se habla mucho de «migrantes» (otra palabrota). De ahí, esta proposición: «Porque nuestros cuerpos racializados se presentan como hipersexuales y exóticos asociándonos a lo salvaje y lo no domesticado, cosificándonos aún más». Y ya la última: «Para construir un modelo de banca social y pública que nos proteja de la especulación y del libre mercado y nos apoye a las mujeres en iniciativas sostenibles». Que nos proteja del libre mercado. Ampáranos, Señora, de este terrible animal, que cantaría Gato Pérez.

Pero si el manifiesto en general parece una exageración chanante, llega Carmen Calvo y lo resume: «Más de la mitad de la población del planeta pagamos un particular y dramático peaje por ser mujeres». Una mujer que no es feminista es una ceporra. ¿No querer la igualdad de derechos, de oportunidades, de salario? ¿No querer facilidades para ser madre y no obstáculos? Pero algunas feministas y algunas vicepresidentas son como los terraplanistas y los que ven chemtrails.

Rosa Belmonte.

Articulista de Opinión.