Dime con quien andas....

Dime con quien andas.

Pedro Sánchez no el «centro», es el que miente mejor. No poco en nuestros días.

José María Carrascal.

Actualizado:

08/04/2019 00:20h.

Pedro Sánchez alardea de ocupar el «centro, abandonado por Ciudadanos y el PP, para unirse a Vox, la extrema derecha». Resulta tan curioso como significativo que la izquierda nunca hable de «extrema» al referirse a Podemos, tan radical como Vox o más. Pero es la única referencia que le queda tras perder la «libertad, igualdad y fraternidad» clásicas. Que Sánchez no ha ocupado el centro, sino que se aleja cada vez más de él, lo demuestran los pasos que ha dado últimamente: se reunió con los ultra separatistas, como Torra. Aceptó los 21 puntos que le entregó, buena parte de ellos anticonstitucionales, ocultándolos hasta que ellos los hicieron públicos. Buscó el apoyo de Iglesias a sus presupuestos y de Otegui, para sacar adelante sus decretos ley. Los 110 puntos de su programa electoral no incluyen ninguna referencia al problema catalán. Se escabulle cada vez que le preguntan si indultará a los líderes separatistas, de ser condenados. No ha tenido el menor inconveniente en gobernar con el apoyo de Bildu y de la CUP. Ni chistó cuando Iceta sugirió conceder la independencia a Cataluña si lo pide el sesenta y cinco por ciento de aquel electorado. Ni cuando, en el Parlamento vasco, los diputados socialistas no lo abandonaron al llamar nazis los proetarras a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Ha comprado los votos del PNV con transferencias de dinero y de poder. Si esto es ser el «centro» yo soy el rey de la China. Y aquí vienen bien dos sentencias de nuestro rico refranero: «Dime con quien andas y te diré quién eres» y «el que calla otorga».

No quiere ello decir que Sánchez sea extrema izquierda. Ni siquiera, de izquierdas. Es, como les he dicho más de una vez, sanchista, lo que significa que su único plan es permanecer en La Moncloa el mayor tiempo posible, el Falcon incluido. Hará todo lo necesario, e incluso lo innecesario, para lograrlo. De ahí que haya tanteado la aproximación a Ciudadanos para cubrir su flanco más vulnerable: Cataluña. Lo ha hecho, sin embargo, según su táctica de capitán araña: lanzar a otro que lo sugiera: Ábalos, su segundo. Pero Rivera, que se encuentra en situación bastante más apurada que la suya, sabe que la sola sospecha de que pudiera aceptar tal pacto sería suicida para él, ha rechazado tajantemente, no una sino varias veces, un acuerdo no ya con Sánchez, sino con el PSOE. Algo muy arriesgado en política, que hace extraños compañeros de cama. En cualquier caso, lo único seguro cara al día 28 es que nada es seguro, Las variables son tantas y los actores tan débiles, que los vencidos pueden resultar vencedores y los vencedores, vencidos, como en Andalucía, o no. Queda mucho partido, como dicen los cronistas deportivos, y muchos electores indecisos. Se votará más «contra» que a «favor», es decir, el mal menor, por la sencilla razón de que ningún candidato se ha ganado la confianza de la mayoría y, desde luego, Pedro Sánchez no el «centro», es el que miente mejor. No poco en nuestros días.

José María Carrascal.

Articulista de Opinión.