PERFIL DE AIRE....

PERFIL DE AIRE.

Marlaska dimisión.

El ministro del Interior de un país democrático no puede justificar alardes de fanatismo.

Francisco Robles.

Actualizado:

09/07/2019 23:53h.

La ha pagado con Ciudadanos porque no tuvo lo que hay que tener -valentía y dignidad- para ponerse en su sitio cuando una ministra de su mismo Gobierno lo llamó maricón. Eso es todo. Lo demás es demagogia, populismo de la izquierda que se cree superior en lo moral y en lo intelectual, y un uso torticero del honor, como si ese concepto ancestral y un punto medieval estuviera localizado en las zonas genitales del cuerpo. Lo del ministro Grande-Marlaska es para exigirle la dimisión ipso facto, porque no se puede ser el encargado de mantener el orden que cimienta las libertades, y al mismo tiempo calentar la calle y justificar delitos de acoso como si esto fuera lo normal en una democracia.

A Grande-Marlaska, que tiene unos méritos indudables como juez que nadie en su sano sentido puede negarle, hay que pedirle que dimita ya. Por su propio bien. Porque los contribuyentes no le pagamos su sueldo para que distinga entre escraches buenos y malos. Porque todo el mundo, absolutamente todo el mundo, tiene derecho a manifestarse en la calle sin que reciba latas de orines, insultos y amenazas por los que se creen los dueños del orgullo de las personas que libremente optan por la homosexualidad cuando en realidad son unos secuestradores de esa forma de vivir el sexo y el amor. Que nadie es propiedad de nadie, señor ministro. A ver cuándo se enteran usted y los suyos, los integrantes de esa otra España que nos hiela el corazón. ¿O todavía piensan estos progres a la violeta que don Antonio Machado era tan sectario como ellos, y que le echaba la culpa de todo a la España negra del fascismo que están resucitando para vivir a su costa?

Lo de Grande-Marlaska es lo más grave que ha perpetrado este Gobierno en funciones que tiene de todo, incluso un astronauta que está a la luna de Valencia. Esa negación del derecho a manifestarse, y ese aplauso implícito a los que usan la violencia contra el adversario es propio de regímenes totalitarios. Los mismos donde se movía la mar de a gusto la izquierda española que jamás criticó la ausencia de libertades al otro lado del telón de acero. ¿O es que ya no nos acordamos del origen de esta forma de pensar y de actuar que se cree con la propiedad exclusiva de la democracia, de la libertad, del arte, de la tolerancia y demás valores que nacieron precisamente en el seno de la burguesía a la que pertenecen, y que por eso mismo odian hasta el exabrupto y el ataque?

El ministro del Interior de un país democrático no puede justificar estos alardes de fanatismo y de violencia. Y si quiere ponerse estupendo y tejer sofismas como el que señala a Ciudadanos como homófobo por pactar con VOX, que haga lo propio y le diga eso mismo a quien lo tildó de maricón ante un espía que atenta contra nuestras libertades. Ahí está la delgada línea roja del honor. Delgada que viene, en este caso, de Delgado. A ver si también va a tener la culpa la odiada Arrimadas de ese insulto que ha quedado impune, señor ministro. En su caso, y escuchado lo oído, cualquier cosa es posible.

Francisco Robles.

Articulista de Opinión.