EL RECUADRO....

EL RECUADRO.

Investidurización.

Me extraña que a nadie se la haya ocurrido decir que el día 22 tenemos la «investidurización» de Sánchez.

Antonio Burgos.

Actualizado:

17/07/2019 02:50h.

No es Politiqués ni es Tertilianés, lenguas de tanto éxito social en los últimos años. Es otra variante lingüística del español que cada vez se habla más: el Gilipollés. Consiste en hablar del modo más rebuscado posible, para que se crean que eres cultísimo, renunciando a las voces claras y clásicas para sustituirlas por otras que se han inventado para vestir la mona de los conocimientos que no se tienen. Pondré varios ejemplos, por si no ha quedado claro, que parece que no. Ya no se ven las cosas: se «visualizan». Cuantas más veces digas «visualice», más culto se creen que eres los que no son menos que tú. ¡Con lo hermoso que es el verbo «ver», qué manera de enrevesar las cosas para hacerlas ridículamente complicadas!

«Visualizar» es casi prima hermana de otra voz del mismo hierro, reata y camada; «visibilizar». No es hacer patente algo, o llamar la atención sobre ese asunto, no. Hay que «visibilizarlo». Por ejemplo, todas las cabalgatas del Orgullo (a secas, sin mayor adhesivo) celebradas últimamente en España han sido para dar «visibilidad» a los LGTBI. No basta con llamar la atención sobre algo, con hacerlo patente: hay que «visibilizarlo». Que conste que la visibilidad escasa o nula por causa de la niebla que cierra por el invierno tantos aeropuertos no tiene nada que ver con eso. La «visibilidad» en las pistas de los aeropuertos «visualizan» en todo caso que están poco o mal señalizados y dotados para poder volar en condiciones meteorológicas adversas. Que, a su vez, no son «meteorológicas». Ahora a lo meteorológico se le llama «climatológico», será por lo del cambio.

- ¿Cómo está la meteorología?

-Perdone, no tengo cambio. Cambio climático, por supuesto.

La tercera voz de este catálogo apresurado del léxico del Gilipollés es «culpabilizar». No se culpa a nadie, eso está muy antiguo: ahora se «culpabiliza», que parece que es mayor inculpación. Lo que me extraña es que se mantenga el «mea culpa», o sea el «por mi culpa» en el Confíteor de la misa. Será que como la mayoría de hablantes del Gilipollés no son muy de la Iglesia que digamos, la frecuentan poco. Si no, en el «Yo pecador» habría que decir «me culpabilizo», ¡vamos que si había que decirlo!, mientras se da uno golpes de pecho, pero, vamos, sin romperse las costillas, tampoco hay que ponerse así para «culpabilizarse» ante Dios.

A todas estas voces quizá les eche la pata otra preciosa: «verbalizar», en vez de decir. Yo, por ejemplo, no llevo hasta aquí escrito un artículo sobre el Gilipollés, sino que estoy «verbalizando» lo que pienso sobre estas tonterías tan gordas que cada vez se oyen más en España y donde cada vez hay más acémilas que creen que pasan por cultismos con estas tonterías tan grandores que tanto éxito social tienen.

Ahora bien, en vísperas de la investidura del presidente del Gobierno del Reino de España, lo que me extraña es que aún no haya verbalizado nadie una palabra en la que se visualice la visibilización de lo complicado que se pone el panorama previsto para el día 22. A estas alturas de curso y de mes me extraña bastante que todavía los hablantes del Gilipollés se refieran a la «votación de investidura» y la de semana de tejemanejes que llevamos con ello y que a nadie, por ejemplo, se la haya ocurrido decir que el día 22 tenemos la «investidurización» de Sánchez como presidente del Gobierno. ¿Pero cómo no están visibilizando la «investidurización» de este hombre, ni la están verbalizando, ora como gobierno de coalición, que sería la «coalicionalización», ora de cooperación, que sería la «cooperacionalización». ¿Será que quieren culpabilizar al PP, Cs y Vox otra vez de todos los males de la Patria? ¿O será que la investidura va a salir tan mal que tras el verano haya que ir a una «reinvestidurización»?

Antonio Burgos.

Articulista de Opinión.