LIBERALIDADES.
Adiós, muy buenas.
En su ocaso político, Torra será agasajado, honrado, cantado si hace falta por Sánchez.
Juan Carlos Girauta.
Actualizado: 30/01/2020 00:18h.
Nuevo capítulo en la tragicomedia catalana: las dos patas del secesionismo se buscan la espinilla. De repente, el calendario de los presupuestos, de aquí y de allá, lo es todo. Si Sánchez no logra aprobar los nacionales, el experimento social-comunista habrá sido un fiasco rápido. Si lo logra, el fiasco será lento; es muy capaz de estirarlos tres años.
Una repetición electoral rápida tiene enormes ventajas: en primer lugar, nos da la posibilidad de echar del gobierno de España a una serie de deudores de la narcotiranía venezolana. Pero, sobre todo, y esto es fascinante, permitirá medir la conducta del votante socialista de forma matemática, con variables geográficas, sociográficas, por distritos... Al sanchista de a pie le prometen reformar el Código Penal para introducir el delito de referéndum ilegal; al poco, sabe que en realidad la reforma le reducirá la pena a los sediciosos.
Yo tengo un interés personal, un interés muy especial, sociológico y moral, por saber si a ese ejemplar del paisanaje español le molesta o le trae al pairo ese cambiazo. Quiero saber, con la curiosidad desinteresada del político fugaz y retirado -lo contrario de Ábalos, pues yo no llegué para quedarme sino para marcharme-, si existen casi 7 millones de españoles que acompañan a Sánchez en el insomnio por la perspectiva de gobernar con Podemos... y también en el plácido sueño cuando se acurruca en la piltra con Iglesias. Tú cállate, que es un tropo.
Sin embargo, que esa multitud complaciente o pétrea exista no significa que el PSOE vuelva a ganar las elecciones. Más bien las perderá, a poco que los abstencionistas comprendan que en democracia nunca te abstienes, y que, cuando crees hacerlo, votas peor que nunca. Por no mencionar los beneficios que puede aporta la experiencia a quienes se negaron (nos negamos) a formar coalición con el PP el año pasado. Por cierto, un saludo desde aquí a los compañeros del metal que todavía compran la superioridad moral de la izquierda. Que Dios os conserve la vista.
Pues nada, que todas estas cosas las vamos a poder comprobar en cuanto Torra haga su trabajo: solapar precampaña y campaña de las catalanas con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, de modo que a la Esquerra le resulte imposible apoyarlos, y aun negociarlos, si no quiere concurrir como botifler a unos comicios autonómicos que debían procurarle su tripartito con el PSC y Podemos.
Parece cosa de magia que todo esto haya sucedido gracias a la obsesión de Convergencia (no te escondas) con el lazo amarillo. De ahí viene la inhabilitación del personaje que sigue haciéndose pasar por presidente de la Generalidad. Quins collons! -exclamó el rústico cuando Sánchez se negaba a ponerse al teléfono-. Paradójicamente, en su ocaso político Torra será agasajado, honrado, cantado si hace falta por Sánchez, cuyo principal interés ahora mismo estriba en evitar aquel solapamiento de agendas.
Juan Carlos Girauta.
Articulista de Opinión.
Adiós, muy buenas.
En su ocaso político, Torra será agasajado, honrado, cantado si hace falta por Sánchez.
Juan Carlos Girauta.
Actualizado: 30/01/2020 00:18h.
Nuevo capítulo en la tragicomedia catalana: las dos patas del secesionismo se buscan la espinilla. De repente, el calendario de los presupuestos, de aquí y de allá, lo es todo. Si Sánchez no logra aprobar los nacionales, el experimento social-comunista habrá sido un fiasco rápido. Si lo logra, el fiasco será lento; es muy capaz de estirarlos tres años.
Una repetición electoral rápida tiene enormes ventajas: en primer lugar, nos da la posibilidad de echar del gobierno de España a una serie de deudores de la narcotiranía venezolana. Pero, sobre todo, y esto es fascinante, permitirá medir la conducta del votante socialista de forma matemática, con variables geográficas, sociográficas, por distritos... Al sanchista de a pie le prometen reformar el Código Penal para introducir el delito de referéndum ilegal; al poco, sabe que en realidad la reforma le reducirá la pena a los sediciosos.
Yo tengo un interés personal, un interés muy especial, sociológico y moral, por saber si a ese ejemplar del paisanaje español le molesta o le trae al pairo ese cambiazo. Quiero saber, con la curiosidad desinteresada del político fugaz y retirado -lo contrario de Ábalos, pues yo no llegué para quedarme sino para marcharme-, si existen casi 7 millones de españoles que acompañan a Sánchez en el insomnio por la perspectiva de gobernar con Podemos... y también en el plácido sueño cuando se acurruca en la piltra con Iglesias. Tú cállate, que es un tropo.
Sin embargo, que esa multitud complaciente o pétrea exista no significa que el PSOE vuelva a ganar las elecciones. Más bien las perderá, a poco que los abstencionistas comprendan que en democracia nunca te abstienes, y que, cuando crees hacerlo, votas peor que nunca. Por no mencionar los beneficios que puede aporta la experiencia a quienes se negaron (nos negamos) a formar coalición con el PP el año pasado. Por cierto, un saludo desde aquí a los compañeros del metal que todavía compran la superioridad moral de la izquierda. Que Dios os conserve la vista.
Pues nada, que todas estas cosas las vamos a poder comprobar en cuanto Torra haga su trabajo: solapar precampaña y campaña de las catalanas con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, de modo que a la Esquerra le resulte imposible apoyarlos, y aun negociarlos, si no quiere concurrir como botifler a unos comicios autonómicos que debían procurarle su tripartito con el PSC y Podemos.
Parece cosa de magia que todo esto haya sucedido gracias a la obsesión de Convergencia (no te escondas) con el lazo amarillo. De ahí viene la inhabilitación del personaje que sigue haciéndose pasar por presidente de la Generalidad. Quins collons! -exclamó el rústico cuando Sánchez se negaba a ponerse al teléfono-. Paradójicamente, en su ocaso político Torra será agasajado, honrado, cantado si hace falta por Sánchez, cuyo principal interés ahora mismo estriba en evitar aquel solapamiento de agendas.
Juan Carlos Girauta.
Articulista de Opinión.