OPINIÓN....

OPINIÓN.

EDITORIALES/TRIBUNAS.

OKDIARIO - ACTUALIZADO: 14/08/2021 09:53.

Nacionalizar una eléctrica ha dejado de ser una «mala idea» para el PSOE. Este bandazo del Gobierno sucede después de que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, dejara abierta la puerta a la creación de una empresa pública de energía en una entrevista en la Cadena SER. Una idea en la que venía insistiendo Podemos y que el “ala socialista” del Gobierno de coalición descartaba diciendo que ni siquiera estaba en la agenda del Ejecutivo.

Contra las cuerdas, el PSOE ahora coquetea con una empresa eléctrica pública que aglutine las concesiones hidroeléctricas una vez que expire su plazo de concesión. Puede que no sirva para bajar el precio de la luz pero al menos la pueden utilizar para enchufar a más amigos de la infancia de Pedro Sánchez, como ha hecho con Correos o Fomento. Mientras, Podemos mete presión al PSOE trabajando en un borrador legal calcado del que llevó a las tinieblas a Venezuela.

Este país es quizá el país más sostenible de la tierra. Allí ya no se contamina porque la gasolina es un artículo de lujo, las fábricas están cerradas, y millones de venezolanos cocinan con leña por la escasez de gas y electricidad. La situación en plena pandemia fue catastrófica: en el año 2020 hubo 157.719 apagones en Venezuela, con una media de 430 cortes al día. Caracas se quedó sin luz durante tres días. Maduro justificó el desastre acusando a EEUU de lanzar rayos electromagnéticos contra las centrales energéticas. No hizo falta porque ya llevaban en desuso desde que fueron nacionalizadas en 2007. La expropiación fue un negocio de oro para los altos cargos del chavismo: se hicieran millonarios apañando contratos y robando a manos llenas mientras dejaban a oscuras a los venezolanos.

En el país con las reservas de petróleo más grandes del mundo, la mitad de la población recicla cartones y chatarra de la basura para poder canjearlo por algo que llevarse a la boca. En las calles de Caracas nada se desperdicia. Es más, muchas veces el Metro de la ciudad deja de funcionar por falta de energía obligando a los caraqueños a volver a sus casas caminando. ¡Y así de paso queman energía! Para milenaristas como Teresa Ribera o Ione Belarra, esta es la tierra prometida en la que nadie derrocha energía por la sencilla razón de que esta es tan cara que sólo los esbirros del régimen pueden darse el gusto de consumirla. Nada más ecológico, verde y resiliente que un par de velas y una cartilla de racionamiento.