Autoridades Civiles y Militares, Pedro Sánchez

Los silencios, plantones y desaires de Sánchez al Rey.

Un año de gestos del presidente del Gobierno que se jactaba de su «complicidad» con Don Felipe.

Almudena Martínez-Fornés.

MADRID Actualizado: 29/12/2019 10:10h.

Hace apenas un año, Pedro Sánchez se jactaba en su libro «Manual de resistencia» de tener «una relación de complicidad» con el Rey que superaba «lo institucional». Aquellas reflexiones parecían poner fin a la distancia que había mostrado hacia la Corona en los ocho meses que habían transcurrido desde que llegó a La Moncloa.

Hasta ese momento, el presidente del Gobierno se había negado sistemáticamente a defender al Rey de los insultos, las amenazas y las reprobaciones de los separatistas. También se había mostrado a favor de despenalizar las injurias al Jefe del Estado y los ultrajes a España en el momento de mayor acoso a la Corona y a la Nación, e incluso insinuó -aunque luego el PSOE le corrigió- que era partidario de eliminar la inviolabilidad del Rey.

Además, había acaparado los viajes internacionales que tradicionalmente asumía el Monarca y, cuando cometió el error de protocolo en la Fiesta Nacional y se quedó a saludar a los invitados junto a los Reyes, en un gesto de descortesía sin precedentes, echó la culpa a Zarzuela y exigió a la Casa del Rey que asumiera por escrito la equivocación.

Sin embargo, las declaraciones de Sánchez sobre su «complicidad» con Don Felipe no supusieron ningún cambio de actitud, y a lo largo de 2019 han seguido produciéndose situaciones muy llamativas que no encajan dentro de la lealtad institucional que ha unido a La Zarzuela y La Moncloa desde que se restauró la democracia.

14 de enero. El Gobierno de Sánchez presentó el borrador de unos Presupuestos Generales del Estado que nunca se aprobaron pero que pretendían subir un 30 por ciento la asignación al CIS de Tezanos, y solo un 1,4 por ciento a la Casa del Rey.

27 de febrero. El Gobierno suprimió la palabra Venezuela del discurso que el Rey pronunció en el Palacio Real durante la cena ofrecida en honor del mandatario peruano, Martín Vizcarra, cuyas declaraciones sobre la dictadura de Maduro esa misma mañana en el Congreso habían sentado mal porque había «sensibilidades distintas».

23 de abril. Pedro Sánchez no asistió a la entrega del Premio Cervantes a la poeta uruguaya Ida Vitale ni tampoco al almuerzo que los Reyes ofrecieron en el Palacio Real al mundo de las letras con motivo de dicha entrega.

9 de julio. Dos meses después de las elecciones celebradas el 28 de abril, Sánchez estaba convencido de que podía mejorar los resultados obtenidos y amenazó con convocar nuevos comicios si no era investido en julio, algo que solo el Rey puede hacer tras una investidura fallida, como era el caso.

22 al 25 de julio. Esos días se celebró el debate de investidura en el Congreso de los Diputados, y Sánchez no respondió a los ataques de los separatistas al Rey, a España, a la Constitución, a la democracia, al Estado y a las Fuerzas de Seguridad. En lugar de censurar al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, le agradeció «el tono, el cambio de formas en su intervención y el propósito de la misma», dijo.

30 de julio: El Gobierno admitió a trámite una proposición de ley del PSOE -que luego decayó- para endurecer la Ley de Memoria Histórica e incluir una revisión de los títulos nobiliarios que fueron concedidos entre 1948 y 1977. La medida afectaría a los cuarenta títulos que concedió Franco y a los siete que otorgó Don Juan Carlos en plena Transición.

7 de agosto. Sánchez llegó ese día 50 minutos tarde al despacho de verano con el Rey en el Palacio de Marivent de Palma de Mallorca y, ni siquiera, expresó una disculpa por el retraso.

11 de agosto. Una semana después de que el Rey urgiera a los políticos a encontrar «una solución antes de ir a elecciones», Pedro Sánchez se fue de vacaciones al Palacio de Las Marismillas en Doñana.

17 de septiembre. El candidato socialista acudió a la ronda de consultas del Rey con los deberes sin hacer, intencionadamente, porque las encuestas le auguraban un mejor resultado si repetía elecciones. De nada le sirvió la llamada que hizo el Rey. Hasta la portavoz adjunta de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, le acusó de «socavar la propia institución de la Jefatura del Estado».

2 de octubre. Sánchez plantó a los Reyes en el Palacio de Aranjuez para ir a un mitin en Valencia. Tras asistir a una reunión, no se quedó al almuerzo ofrecido a los patronos del Instituto Cervantes y a los embajadores iberoamericanos.

18 de octubre: La Princesa de Asturias pronunció en Oviedo su primer discurso institucional con motivo de la entrega de los premios que llevan su nombre. El presidente del Gobierno no acudió a ese acto de gran relevancia institucional. Cuando Don Felipe debutó en esa misma ceremonia, en 1981, el entonces presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, sí estuvo presente.

4 de noviembre. La Princesa de Gerona visitó por primera vez Cataluña de forma oficial y, en medio de protestas separatistas, pronunció en Barcelona su primer discurso en catalán. En esta ocasión, el presidente del Gobierno tampoco acompañó a la Heredera de la Corona.

11 al 15 de noviembre. El Gobierno comprometió al Rey con un incómodo viaje a Cuba al día siguiente de las elecciones generales, en el que no se le permitió mantener contacto con la disidencia a la dictadura. Cuando Don Felipe estaba en la isla, el PSOE filtró las fechas del mecanismo constitucional para elegir al nuevo presidente del Ejecutivo, calendario que solo compete al Rey. Además, Sánchez cerró un acuerdo de gobierno con Podemos y se anunció el nombre del vicepresidente cuando el Jefe del Estado no había propuesto todavía a ningún candidato a presidente.

26 de noviembre. El Parlamento catalán aprobó una resolución en la que reprobó la Monarquía y defendía la autodeterminación. El Gobierno de Sánchez todavía no la ha recurrido. El plazo expira en febrero.

2 de diciembre. Pedro Sánchez excluyó al Rey y acaparó todo el protagonismo en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno paralela a la Cumbre del Cambio Climático. El presidente fue quien recibió a los mandatarios extranjeros, quien salió en la foto de familia y quien les ofreció un almuerzo. Don Felipe se limitó a recibir a las autoridades en el Palacio Real donde se aplicó un protocolo inédito. El Rey, que siempre interviene en último lugar, tuvo que ceder este puesto al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.

10 de diciembre. El Rey empezó una ronda de consultas a la que no acudió ERC, convertido en socio decisivo de Sánchez, porque este partido separatista afirma que no reconoce al Jefe del Estado como interlocutor legítimo. El PSOE difundió un comunicado en el que reconoció institucionalmente a ERC.

17 diciembre. La ministra de Defensa suprimió el tradicional brindis por el Rey en su última visita a las tropas en el exterior. Fue durante su visita navideña al contingente español en la operación Sophia de la UE, en la base italiana de Sigonella (Sicilia).

25 diciembre. Los socios separatistas de Sánchez criticaron el Mensaje de Navidad del Rey en el que Don Felipe defendió la unidad de España y la Constitución e instó a defender los intereses generales de todos los españoles.