Menudo mitin. Pedro Sánchez ha convertido la sala de prensa del Palacio de La Moncloa en el escenario del primer acto de campaña electoral. Con 5 minutos de intervención y una ronda de preguntas a todos los periodistas convocados habría suido suficiente. Es más, con tres palabras bastaba: 28 de abril. Todo lo demás es verborrea, partidismo y lecturas interesadas de una realidad que tiene poco que ver con el país que gobierna. Más de 20 minutos para justificarse: con doctrina, con media verdades y con mentiras.
Acorralado. Sánchez dio la sensación de estar desesperado, dolido, justificándose, reprochando a la oposición que haga oposición, culpando a los demás de no dejarle gobernar y lo más importante: obviando que sólo tiene 84 escaños, ésa es su principal debilidad: no ha sido capaz siquiera de aprobar unos Presupuestos. ¿Existe mayor fracaso de un gobernante? A pesar de todo, tras esa cínica retórica de la política con mayúsculas está un presidente agotado. El mensaje sonó a despedida. «Espero que nos sigamos viendo durante mucho tiempo», ha concluido.
Juan Fernández-Miranda.
ABC/
Acorralado. Sánchez dio la sensación de estar desesperado, dolido, justificándose, reprochando a la oposición que haga oposición, culpando a los demás de no dejarle gobernar y lo más importante: obviando que sólo tiene 84 escaños, ésa es su principal debilidad: no ha sido capaz siquiera de aprobar unos Presupuestos. ¿Existe mayor fracaso de un gobernante? A pesar de todo, tras esa cínica retórica de la política con mayúsculas está un presidente agotado. El mensaje sonó a despedida. «Espero que nos sigamos viendo durante mucho tiempo», ha concluido.
Juan Fernández-Miranda.
ABC/